En pleno debate sobre la reforma de la formación y selección del profesorado -con la propuesta del vicepresidente del Gobierno y candidato del PSOE a la presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, de adoptar el sistema MIR de los médicos para los docentes- en Andalucía, el grupo de trabajo creado en el Parlamento para elaborar un informe al respecto está ultimando su trabajo y ayer contó con un ponente de excepción: el coordinador del informe PISA -que evalúa las competencias de los alumnos de 67 países- y jefe de análisis educativos de la OCDE, Andreas Schleider.

Se inicia así una colaboración entre la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Junta que, según anunció el consejero de Educación, Francisco Álvarez de la Chica, será a partir de ahora permanente. Andalucía se convertirá en la segunda comunidad, tras Canarias, que mantendrá un «asesoramiento muy directo» de la OCDE en educación. «Queremos que nuestras pruebas diagnósticas sean valorados por la OCDE y tener asesoramiento sobre los indicadores para la evaluación» del sistema, dijo.

Defendió el interés por «identificar a los mejores» para la docencia, y aunque la selección y formación inicial del profesorado es competencia estatal y requiere «un gran debate y consenso», defendió que la Junta sí incide en la formación continua. También aludió a la necesidad de «detectar cuanto antes» a los alumnos que puedan quedarse atrás para que «los profesores puedan adecuar a cada niño» su programa y, al mismo tiempo, que los buenos alumnos «puedan progresar sin límites» sin estancarse por la atención a otros.

Schleider expuso algunas recetas de éxito. De paso recordó que el fracaso escolar tiene un coste social: cada alumno que repite cuesta a Andalucía 30.000 euros porque «entra un año después al mercado laboral, cotiza un año menos, etc...».

Las recetas de Schleider

El conocimiento y su uso. Es una de las asignaturas pendiente de Andalucía, donde el informe PISA reveló que los alumnos no veían conexión entre lo que aprendían en la escuela y su vida. Se trata de enseñar cómo reflexionar y utilizar el conocimiento.

Enseñanza personalizada. El buen profesor entiende que «cada alumno aprende de forma distinta». Es importante que en la relación maestro-discípulo, con la disciplina como fondo, el docente se sienta responsable de los éxitos y fracasos de los niños.

Incentivar al profesorado. Además de seleccionar a los mejores titulados para ser maestros, hay que hacer esta profesión atractiva. Junto a los incentivos económicos, que en Andalucía han provocado el rechazo del sector ante el Plan de Calidad -precisamente ahora se está revisando entre la división sindical, aunque el consejero defendió que más de la mitad de los centros lo aplican-, Schleider aludió a posibilitar al maestro hacer una carrera profesional en ascenso. Que ser director sea atractivo porque conlleve capacidad de decisión sobre plantilla, recursos y planes educativos. Pero a la vez se exija hacer méritos, por ejemplo, pasando años en centros de zonas desfavorecidas.

Autonomía de los centros

. Es necesario un equilibrio entre la política educativa marcada por la administración y la autonomía de los centros. Destacó que en España existe poca autonomía -en Andalucía se ha intentado ampliar con los Reglamentos Orgánicos de los Centros- y se ha comprobado que «haciendo lo mismo en todos los colegios, hay gran variabilidad en los resultados».

Evaluación y transparencia

. Schleider abogó por crear «sistemas muy claros para medir resultados» y aunque «desde el punto de vista político es muy polémica» la idea de que las escuelas publiciten sus resultados, la transparencia suele tener buenos efectos.