El diputado de IU por Sevilla y líder del CUT-BAI, Juan Manuel Sánchez Gordillo, amagó ayer con abandonar la federación de izquierdas si continúa adelante con la negociación para formar gobierno con los socialistas. Gordillo acompañó al coordinador regional, Diego Valderas, al Parlamento para registrar sus credenciales de diputados. Posó para las fotos junto a su grupo y luego, en un aparte, anunció que no descarta que su formación se escinda de IU. «Nosotros no nos vamos a sentar en el mismo gobierno que el PSOE», sentenció.

El CUT-BAI (Colectivo de Unidad de los Trabajadores-Bloque Andaluz de Izquierdas) se integró en las siglas de IU en 1986. Es una corriente que tiene mucho arraigo en los pueblos de la sierra sur de Sevilla, sobre todo en Marinaleda, de donde es alcalde Gordillo. La decisión de romper con la coalición correspondería a la dirección permanente.

Si al final se confirma, Sánchez Gordillo formará parte del grupo no adscrito en el Parlamento y dejará IU con 11 diputados. Esto no es algo que desee la dirección del partido, pero tampoco esconden que en los últimos años el alcalde de Marinaleda se ha distinguido más por contrariar a Valderas que por respaldarle.

Gordillo no apoyó el nuevo texto del Estatuto andaluz, votó contra la ley de incompatibilidad del cargo de alcalde y diputado (aunque finalmente dijo que lo acataría) y ahora aboga por someter a referéndum vinculante el papel de IU como llave de Gobierno. Las negociaciones entre la federación y el PSOE terminarán desembocando en un referéndum a las bases, pero Valderas ha excluido de antemano cualquier posibilidad de que IU permita gobernar al PP, algo a lo que no se negaba Gordillo.

«Si nos sentásemos en un Gobierno con el PSOE, estaríamos certificando la muerte de IU, de la que somos cofundadores y tenemos tanto derecho a la marca como el que más», sentenció. El líder del CUT recordó que dirigentes históricos de la coalición como Julio Anguita o Felipe Alcaraz también se han pronunciado en este sentido.

Valderas tuvo que volver a asumir el papel de contrapunto a Gordillo. Recordó que en la coalición «hay mucha democracia, gran unidad y cohesión», y dijo que le parecía «razonable» la opinión «democrática» del alcalde Marinaleda.

Acuerdos puntuales. Ayer Sánchez Gordillo aclaró su alternativa, descartando por primera vez la opción de permitir que el PP gobierne gracias a la abstención de IU en la investidura, como ocurrió en Extremadura. Para el regidor, la vía de Gobierno más defendible en Andalucía pasaría por «dejar al PSOE con unos mínimos» y después esperarlos con el programa de la coalición y aprobar «acuerdos puntuales». «Es lo máximo que se podría admitir y con la nariz tapada», dijo.

Una parte de IU, muy ligada a la línea dura del PCE, desea encaminar la negociación con el PSOE hacia un pacto de legislatura, quedándose IU en la oposición, pero condicionando todas las políticas del Gobierno. Otra corriente defiende que la fórmula más estable es un pacto de coalición, en el que IU asumiría varias consejerías (esta propuesta es la que más defienden los socialistas). Las dos posibilidades están ahora sobre la mesa de negociación.

La consejera de Presidencia y portavoz en funciones, Mar Moreno, hizo ayer un encendido alegato en favor de la decisión que adoptaron los andaluces en las urnas el 25 de marzo. «Es preocupante e intolerable el ataque del voto de los andaluces y que se esté cuestionando a dos fuerzas progresistas desde la patronal, la banca y algunas editoriales», dijo.

Nuevo tiempo político. Moreno aprovechó para marcar las tres coordenadas del nuevo Gobierno andaluz para «este nuevo tiempo político». Primero, «el Gobierno andaluz no estará callado, no será dócil si se atropellan los derechos de los andaluces», advirtió la consejera. En segundo lugar, la Junta exigirá «respeto al Gobierno con Andalucía».

Es decir, el Ejecutivo andaluz se mostrará comprensivo con la caída en inversiones, dadas las circunstancias económicas, pero no aceptará que se haya «incumplido» el porcentaje en inversión andaluza que exige el Estatuto.

En tercer lugar, la consejera garantizó que el nuevo Gobierno andaluz se sumará al objetivo de la consolidación fiscal y el control del déficit público, pero puso matices: «Estamos de acuerdo con el déficit, pero somos nosotros los que decidimos cómo ahorrar, no el Gobierno».

El secretario general del PP-A, Antonio Sanz, habló ayer de una «alianza de perdedores» que está situando a Andalucía justo en el camino contrario que debería emprender para salir de la crisis. «Un peligro», dijo, que «perjudicará» a la comunidad y que firmarán PSOE e IU «para mantenerse en el poder a costa de lo que sea».