PSOE e IU celebraron ayer su primera reunión formal para negociar el futuro político de Andalucía. La primera cita no fue más allá del intercambio de programas. «IU no contempla de ninguna manera la posibilidad de que el PP gobierne», señaló la delegación de la federación de izquierdas, que aparca la posibilidad de un pacto a la extremeña con los populares. PP e IU, insistieron, son «como el agua y el aceite». Otra primera condición asumida por ambas partes: no habrá recortes en sanidad, educación ni dependencia. No hubo muchas más concreciones.

Las elecciones del 25 de marzo arrojaron un Parlamento sin mayorías absolutas con 50 diputados del PP, 47 del PSOE y 12 de IU, que se erige con la llave. Hoy comienzan a trabajar con un intercambio de correos electrónicos para buscar puntos de unión en los programas políticos de cada partido. El plazo lo marca la ley: el 19 de abril se constituirá el Parlamento y el socialista José Antonio Griñán necesitará los votos de IU para ser presidente. La inestabilidad económica urge a cerrar el pacto cuanto antes.

Habrá un canal de diálogo «abierto las 24 horas». Todo está abierto. Cabe un gobierno de coalición, fórmula por la que se inclinan los socialistas al conllevar más estabilidad y que cedería a IU algunas consejerías y puestos relevantes en órganos de extracción parlamentaria o la propia Cámara. En la federación de izquierdas hay opciones encontradas y un sector se inclina por no entrar en el Gobierno y mantener acuerdos puntuales y programáticos, que le daría un control casi total de cada decisión política.

El primer encuentro oficial se celebró en un hotel de Sevilla pasadas las seis y media de la tarde y se prolongó durante una hora larga. Llegaron con antelación los negociadores de IU: José Luis Centella, Willy Meyer, José Luis Pérez Tapia, José Antonio Castro y Rosalía Martín. El diputado nacional y líder del PCE ejerció de portavoz. En la mesa se sientan junto a Centella, un eurodiputado (Meyer), el secretario de Organización y hombre de total confianza de Diego Valderas (Pérez Tapia) y dos diputados (Castro y Martín). Por el PSOE-A acudieron cuatro personas: Susana Díaz, Mario Jiménez, Mar Moreno y Antonio Ávila. La número dos del PSOE-A tomó la palabra. Ávila, consejero de Economía en funciones y cuyo nombre no sonó en la primera terna, está en el núcleo más íntimo de Griñán y su papel será clave en un pacto con mucho de política económica.

IU fue mucho más concreta que el PSOE y acotó el terreno de juego. Centella apuntó cuatro «elementos determinantes»: un acuerdo que tenga como prioridad el empleo y que implique un cambio del modelo productivo; la defensa de los servicios públicos frente al PP; frenar la política de recortes que tiene su reflejo en la reforma laboral y los presupuestos «más antisociales de la democracia»; y un pacto que permita «regenerar la vida política de Andalucía». Díaz se refirió a la importancia de abrir «un nuevo tiempo político» en Andalucía y compartió estos puntos. Eso sí, donde IU habla de «regeneración política» -Valderas no ha dudado al denunciar «abusos» de 30 años de gobiernos socialistas-, el PSOE habla de «transparencia y cercanía a los ciudadanos».

Ambas partes pasaron de puntillas sobre el papel del líder de la CUT y diputado por Sevilla, Juan Manuel Sánchez Gordillo, que ayer dejó claro que no va a allanar el camino al acuerdo. Situó a la CUT fuera de la negociación e impuso como condición para empezar a hablar dimisiones de altos cargos socialistas. IU no se inmuta, sabe que el voto de Sánchez Gordillo no es determinante. «Todas las voces son libres de opinar», dijo Centella, dejando claro que lo que guía la negociación es el programa electoral firmado por Diego Valderas ante notario. Desde el PSOE-A, Díaz se limitó a mostrarse «muy respetuosa» con la vida interna de las otras fuerzas políticas. IU preguntará a sus militantes cuando haya un acuerdo, explicaron.

Será difícil. No hay tradición de pacto entre dos fuerzas políticas que, a pesar de coincidir a la izquierda del hemiciclo andaluz, llevan años de desconfianza. En 1994, cuando se dio un escenario similar al actual aunque con el PSOE como fuerza mayoritaria, IU optó por la «pinza» con el PP. Desde entonces, la izquierda en Andalucía solo han coincidido, con distintos resultados, en los ayuntamientos. Si ayer flotó algo en el ambiente fue el convencimiento de ambas partes de que están condenadas a entenderse sí o sí. Hay muchas miradas puestas en Andalucía, que se podría convertir en el fortín de la izquierda en España. Y se avecinan decisiones de tanto calado como el recorte de unos 2.000 millones de euros del gasto público para cumplir con Bruselas. El foco político está en esa mesa de nueve personas a la que se sumarán Griñán y Valderas solo si hay pacto.