La confrontación entre Gobierno y Junta y el teorema del desagravio andaluz han vuelto. La llegada del Ejecutivo de Rajoy fue el primer paso. Y el desglose de los Presupuestos Generales, que incumplen el Estatuto de autonomía, ha devuelto la política andaluza a la década de los 90. A los años en los que el presidente Aznar negaba la deuda histórica que reclamaba la Junta por el déficit en inversiones de los años 80, y el presidente Manuel Chaves le acusaba a diario de menospreciar a los andaluces.

PSOE e IU, las dos fuerzas que negocian la formación del nuevo Gobierno andaluz, echaron mano del vocablo del Apocalipsis para calificar el impacto que los Presupuestos tendrán en esta región. «El Ejecutivo de Rajoy pisotea a Andalucía, desprecia nuestra autonomía y se salta a la torera su Estatuto», dijo la secretaria de Organización, Susana Díaz. En su Twitter, Alfredo Pérez Rubalcaba dejaba escrito que «Rajoy castiga a Andalucía por no haber dado el Gobierno a Arenas». Y el coordinador regional de IU, Diego Valderas, dio un paso más allá: «IU peleará contra este hachazo presupuestario en el Parlamento, en los juzgados y en la calle. O se está con el Estatuto y con Andalucía o se está con Rajoy y con el Gobierno».

No fueron las únicas voces críticas. Una vez revisada la letra pequeña del Presupuesto en cada partida, casi todos los miembros de la Junta en funciones denunciaron con virulencia los recortes que más les afectan. El titular de Educación, Francisco Álvarez de la Chica, fue el más rotundo: «Todas las medidas anunciadas hundirán la educación pública». La de Igualdad, Micaela Navarro, acusó el recorte del gasto para mujeres maltratadas y para programas de Dependencia. Josefina Cruz Villalón, de Obras Públicas, se quejó de que se haya marginado el plan andaluz de vivienda y la conexión ferroviaria entre Antequera y Algeciras, «el puerto más importante de España».

Desde la Consejería de Hacienda alertaron de que se prepara una bajada del salario de los empleados públicos, ya que «se congela el sueldo a funcionarios, se sube el IRPF y se aumenta la jornada a 37,5 horas, provocando una bajada del sueldo por encima del 5% y la pérdida de poder adquisitivo». También desde los sindicatos, la Universidad y la comunidad educativa (asociaciones de padres de alumnos) se alzó la voz por el «durísimo ajuste» que se ha aplicado a las políticas sociales.

PSOE e IU estudian recurrir las cuentas del Estado ante el Tribunal Constitucional por el incumplimiento de la disposición adicional tercera del Estatuto. Una cláusula que pactaron PSOE, PP e IU, y que obliga al Estado a invertir en Andalucía una proporción acorde con su población: el 17,8% del gasto para infraestructuras. Pero el Gobierno ya no se siente «rehén» de las leyes autonómicas y en su Presupuesto sólo consigna el 14,6% (1.852 millones, el 37,6% menos que en 2011). La Junta acusa a Rajoy de declararse en «rebeldía estatutaria», pero tanto el Gobierno como el PP respondieron ayer airados a estas acusaciones. «No pueden reclamarnos lo que los gobiernos socialistas nunca han cumplido. No pueden recurrir un presupuesto cuando los anteriores no han llegado ni por asomo al 15% de la inversión por población», dijo Carmen Crespo, delegada del Gobierno en Andalucía.

Crespo dijo que los Presupuestos eran «realistas, austeros y justos», que Andalucía es «la primera región en inversiones» y confió en que se ejecute «el máximo» antes de finalizar el año.

En 2008 y 2009, el Ejecutivo de Zapatero incluyó el 17,8% de inversión para Andalucía, pero no todo se ejecutó. Una comisión bilateral cifró en 1.504 millones la deuda, una factura que heredó Rajoy y que tampoco está computada. Desde Antequera, el presidente del PP-A, Javier Arenas, se distanció de la posición exigente que había demostrado apenas unos días antes del 25-M, cuando dijo que le reclamaría a Rajoy el dinero del Estatuto. «En los últimos cinco años nunca se han ejecutado las inversiones en Andalucía. Todos esos años se ha incumplido la cláusula del Estatuto y callaban. Hemos tenido ocho años de sumisión a Zapatero para empezar la confrontación desde el minuto uno con Rajoy».