­La entrada de España en la Unión Europea marcó un punto y aparte en el proceso de crecimiento y modernización de las universidades andaluzas. Nada más llegar, Europa abría las puertas al intercambio de estudiantes para que pudieran estudiar y ampliar sus conocimientos, una oportunidad que, 27 años más tarde, han sabido aprovechar unos tres millones de europeos. Andalucía es la región que más becarios envía al extranjero a través del programa Erasmus, pero también la que más alumnos recibe.

La llegada de recursos vía Bruselas que favoreció, desde el minuto uno, el desarrollo de la investigación, y el posterior establecimiento de redes internacionales de intercambio científico en el ámbito universitario, y la integración en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), con la implantación del Plan Bolonia, contribuyeron también a transformar unas universidades cuyo alumnado representa hoy el 16% de la población universitaria española, sólo superada en número por la Comunidad de Madrid.

La fotografía actual de la comunidad universitaria andaluza la protagonizan diez instituciones públicas, una en cada una de las ocho provincias, además de la Universidad Pablo Olavide, de Sevilla, y la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), con sedes en Jaén, Huelva, Sevilla y Málaga. Unas y otras conforman el Distrito Único Andaluz, eje vertebrador y de coordinación del sistema universitario público de Andalucía, cuya principal misión es gestionar el acceso a las universidades como si de una sola se tratase.

Así, de los alrededor de 80.000 alumnos que había matriculados en Andalucía en 1980 en las universidades de Sevilla (1505), Granada (1531), Córdoba (1972), Málaga (1972) y Cádiz (1979), se ha pasado a más de 234.400 alumnos en el actual curso académico, en el que se han ofertado un total de 417 títulos de grado, 499 másteres y 349 programas de doctorado.

De esa cifra total de universitarios, más de 6.200 son estudiantes extranjeros, siendo la Universidad de Málaga, con el 4,4% del alumnado total, Almería (4%) y Granada (3,4%), las que registran una mayor presencia de universitarios de otros países, a los que hay que sumar los estudiantes que participan en programas de movilidad. Los últimos datos indican que 39.300 alumnos extranjeros escogieron una universidad española para ampliar su formación.

En sentido contrario, durante el pasado curso, casi 7.800 alumnos que cursaban estudios universitarios en Andalucía se beneficiaron de una beca Erasmus. Por universidades, la de Granada fue la institución andaluza con mayor número de alumnos en el extranjero, con un total 1.827 estudiantes, seguida de la Universidad de Sevilla, con 1.604, y la Universidad de Málaga, con 934.

En el conjunto del país, se ha pasado de los 250 alumnos que hicieron las maletas en 1987, año en el que se implantó este sistema de becas, a los casi 37.000 alumnos que en el último curso se marcharon al extranjero para vivir una experiencia que confiere un plus tanto académico como profesional que, en esta ocasión, coincidió con la polémica en torno a la financiación económica de este programa.

Y es que, mientras Europa reiteraba su apuesta por la movilidad y formación fuera del país de origen, a través del nuevo programa de becas Erasmus Plus (dotado con un 40% más de presupuesto que el anterior), el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte publicaba una nueva convocatoria propia, complementaria de la habitual de la UE, que establece que en España, a partir del próximo curso, habrá dos becas distintas para estudiar en universidades europeas. Los alumnos con mejores notas y alto dominio del idioma del país de destino recibirán 350 euros mensuales, mientras que los que tengan un expediente más pobre y menos nivel en la lengua extranjera, sólo recibirán 250 euros.

Las nuevas becas que financiará el Gobierno, un total de 10.000 y una estancia media que se reduce a un semestre, se suman a las 30.000 financiadas por la UE, con un importe medio de 250 euros, que, en el caso de Andalucía, la Junta complementa con una ayuda que oscila entre los 100 y los 250 euros, según el país de destino, y otra adicional, destinada sólo al alumnado que esté por debajo del umbral de renta familiar establecido en la convocatoria de becas del Ministerio.

Pero, sin duda, el primer paso para la transformación de las universidades andaluzas llegó de la mano de los Programas Marco que la Comisión Europea puso en marcha en 1984 y que abrieron el grifo de la financiación a los proyectos de investigación. Andalucía cuenta actualmente con más de 2.200 grupos de investigación (el 86%, adscritos a las universidades), con cerca de 25.500 investigadores, frente a los 800 que había hace poco más de veinte años.

El crecimiento de la comunidad científica andaluza se ve reflejado en el número de publicaciones científicas, que ascienden a 9.600, casi el triple que hace diez años, lo que supone el 13% de la producción nacional, pese a que el colectivo investigador andaluz representa el 11% del total español.

También la capacidad para captar fondos europeos ha ido en aumento. Así, y a la espera de ver cómo evoluciona la nueva convocatoria, Horizonte 2020, dentro del VII Programa Marco (2007-2013) se consiguieron 146 millones de euros para un total de 421 proyectos concedidos desde 2007.

Y como quiera que la investigación está íntimamente relacionada con la internacionalización, Andalucía viene trabajando desde el año 2007, a través del Programa de Becas Talentia, en una iniciativa que ha permitido a 495 jóvenes andaluces realizar programas de postgrado en las 50 mejores universidades del mundo en cada área del conocimiento y que incluye un programa de retorno, por el cual los becados, ya como profesionales, revierten su formación y experiencia en empresas andaluzas. No en vano, la incorporación de investigadores y personal altamente cualificado procedente del ámbito universitario en el tejido productivo andaluz se tercia clave para impulsar la I+D+i.

La integración de las universidades españolas en el Espacio Europeo de Educación Superior, que empezó a construirse tras la declaración de Bolonia, en el año 1999, trajo consigo la conversión de las antiguas licenciaturas y cursos de doctorado en grados y másteres, al tiempo que se adaptaron todas las estructuras educativas a un modelo europeo que nació con el objetivo de facilitar el intercambio de titulados y adaptar el contenido de los estudios universitarios a las demandas sociales.

Con la creación de las primeras doce Escuelas de Doctorado, Andalucía culminó este curso la implantación del EEES. Estos centros, en los que participan las nueve universidades que ofertan el tercer ciclo académico, se encargan de coordinar y organizar por grupos de materias estas enseñanzas. Ahora, cada universidad cuenta ya con al menos una Escuela de Doctorado, que se suman a otras dos vinculados a los Campus de Excelencia Internacional.