«Nosotros éramos el pueblo». Algo así podría pensar un comunista nostálgico, cuando echa la mirada atrás y se lamenta de una sociedad en la que el descontento y hartazgo de los ciudadanos se manifiesta en una apuntalada certidumbre de que las políticas, a golpe de decretazos y memorandos bruselianos, defienden posturas de una clase privilegiada que se mueve alejada del interés colectivo. José Antonio Castro sigue concibiendo la sociedad de manera vertical. Como una lucha de clases en la que se ha impuesto «un modelo productivo al servicio de unos pocos». Por ello no se corta en defender la intervención del Estado en la economía como «única manera para ponerla al servicio de la gente». Si hay algo que no deja de resaltar sobre IU, ahora que las encuestas auguran tormenta, es su solidez ideológica. Aunque estos ideales desaparecieran para muchos en 1989, tras el intento fallido de reflotar una economía que compraba coches a quince años vista. Si a Gorbachov el comunismo le sirvió, a la postre, para darle nombre a una reconocida marca de vodka, al «ala derecha del PSOE» le fue, supuestamente, útil para desalojar a IU del último gobierno andaluz. Por «ser rojos» e «inflexibles» como el adamantio cuando tocaba plasmar políticas de izquierdas en las páginas del BOJA.

Pasado el debido tiempo de reflexión, ¿cree que la ruptura del pacto con el PSOE puede perjudicar a su partido por el momento de incertidumbre en el que se desenvuelven estas elecciones del próximo 22 de marzo?

Que te echen por rojo, por querer sacar adelante las leyes que habías prometido, por querer seguir investigando los casos de corrupción en la Junta de Andalucía y por ser decente, no puede ser un elemento que perjudique a Izquierda Unida. En todo caso, es algo que quedará a valoración de la ciudadanía de izquierdas.

Por lo pronto, los cambios en IU pasan por presentar con Antonio Maíllo un nuevo candidato a la presidencia de la Junta. ¿En Andalucía el partido está cohesionado o presenta también fisuras, como por ejemplo, se ha podido ver en Madrid?

En Andalucía existe un altísimo porcentaje de cohesión y un liderazgo indiscutible, que es el de Antonio Maíllo. Izquierda Unida, en Andalucía, dio ejemplo muchísimo antes de que comenzara toda esta especie de urgencia por la renovación y otra forma de hacer política. No tiene nada que ver la realidad organizativa que presenta Izquierda Unida en Andalucía, con respecto a otros territorios.

¿La juez Mercedes Alaya no deja de abrir nuevas causas contra la Junta en el caso de los ERE. ¿Actuó su partido con la suficiente firmeza ante la corrupción mientras estuvo en el gobierno con el PSOE?

Si hubiéramos tenido más fuerza, hubiéramos hecho más. Para tener doce diputados y teniendo en cuenta la correlación de fuerzas entre Izquierda Unida y el PSOE, hemos hecho muchísimo. Espero, que con cierta distancia, se pueda ver mejor y valorar en su justa medida. El gobierno de Andalucía en estos últimos tres años no ha tenido absolutamente nada que ver con los gobiernos anteriores. Susana Díaz presidía el gobierno, pero Izquierda Unida ha hecho posible el blindaje y la limpieza frente a la corrupción. ¿Tiene credibilidad Susana Díaz cuando saca pecho de ello? Nosotros creemos que no. La única nota distintiva frente a los otros gobiernos anteriores ha sido Izquierda Unida.

¿Ha habido ambigüedades?

No creo que haya habido ambigüedades. Pero sí pienso que algunos se han creído más listos de la cuenta, como la señora Díaz, a la que se le llenó la boca diciendo que en cuanto Chaves y Griñán fueran imputados, automáticamente, dejarían sus actas y tendrían que abandonar al Partido Socialista. Uno es esclavo de sus palabras y si lo ha dicho, lo tiene que cumplir.

¿Qué valoración hace Izquierda Unida de la labor al frente de las tres consejerías que ha ocupado durante su paso por el último Gobierno?

El balance tiene que ser muy positivo. Nos ha permitido actuar desde una posición que legisla la vida de las personas. Nosotros estamos muy orgullosos de nuestro paso por las consejerías. Éste se ha caracterizado por una transparencia demostrada, por haber tratado de manera rigurosa cada céntimo de dinero público y por el giro drástico en la orientación de las políticas y en llevarlas adelante.

¿Qué se ha hecho que no se hubiera llevado a cabo sin Izquierda Unida?

La Ley de la Función Social de la Vivienda no hubiera sido posible sin Izquierda Unida. Los 6.000 desahucios que se paralizaron no hubieran sido posible sin Izquierda Unida. La defensa del pequeño y mediano comercio con recursos de inconstitucionalidad con la Ley de Horarios Comerciales no se hubiera sacado adelante. Hemos defendido al pequeño y mediano comercio como nunca se ha hecho en ningún Gobierno andaluz. Un turismo que plantee que la calidad y la excelencia de nuestra oferta esté íntimamente ligada al empleo estable y de calidad no hubiera sido posible. Los suministros mínimos vitales y los planes de garantía alimentaria hubieran sido imposible sin Izquierda Unida. Que la educación pública haya crecido por primera vez por encima de la concertada hubiera sido imposible sin Izquierda Unida. Y la lista es mucho más larga que todo lo mencionado.

¿Izquierda Unida estaba siendo incómoda en su posición de gobierno?

Lo que provoca la ruptura unilateral del pacto son los proyectos de ley que estaban a punto de salir y que tenían una seña de identidad de izquierdas claramente definida. Ésto ha hecho que al PSOE le hayan temblado las piernas. Hablamos del PSOE de las puertas giratorias, el mismo PSOE que se debe a los consejos de administración. Este PSOE, representado por Felipe González, ha hecho todo lo posible para que el ejemplo andaluz no llegara al 24 de mayo. Porque el 24 de mayo no sólo hay elecciones municipales. También hay elecciones autonómicas y no se podía presentar un ejemplo viable, desde el sesgo de izquierdas que ha aportado IU, como ejemplo de lo que podría pasar en otras comunidades autónomas. Esto ha sido una pugna interna que ha tenido el PSOE, y al final ha ganado su sector de derechas.

¿IU podría reclutar votos entre la militancia socialista que no se siente representada por el PSOE, tal y como lo acaba de describir?

Nosotros vamos a llamar a la reflexión a ese electorado socialista, que durante tres años ha estado observando cómo ha sido nuestra forma de actuar. Para que piensen si Izquierda Unida no puede ser sólo un espacio en el que depositen su confianza, sino también participar activamente desde la izquierda.

¿La recuperación es una realidad innegable o un relato interesado?

Yo no la veo por ningún lado. El PP habla de indicios de determinados indicadores macroeconómicos que tienen una incidencia directa en los grandes capitales. Hablamos de grandes economías y sus multinacionales. Yo digo que no veo la recuperación porque no se está viendo en las familias. La gente no tiene empleo. Si tiene empleo no llega a final de mes. La gente tiene muchísimas dificultades para pagar sus obligaciones que garantizan una vida con dignidad y la desesperación no deja de crecer. Como el PP representa una clase, que son las clases altas del país a las que le está yendo muy bien con la crisis, entiendo que puedan hablar de recuperación.

Hacer palpable la recuperación pasa, de forma inevitable, por tener un empleo. En Málaga el paro está por encima del 30 por ciento. ¿Qué medidas propone IU para atajar el desempleo?

Aquí hay que tener una cosa muy clara. Estamos hablando de paro estructural. Como tal, o actuamos con planes de choque, o no vamos a lograr nada. Y eso pasa por lo que IU ya ha venido pregonado en su paso por el gobierno. Necesitamos un cambio de modelo productivo, que empieza por tener instrumentos financieros públicos que no sólo permitan dar crédito, sino que también permitan planificar la economía democráticamente. Hay que cambiar los sectores fundamentales de nuestra economía. Andalucía necesita una nueva ley de agricultura. Tenemos que apostar por sectores punteros como pueden ser la aeronáutica o la biomedicina. La construcción también tiene que ser un sector fundamental, pero desde el nuevo sesgo que le dio Izquierda Unida: la rehabilitación y la construcción de grandes infraestructuras desde lo público. Estas medidas sí nos permitirían hablar de recuperación para la gente, no sólo para los bancos y las grandes multinacionales. Nuestro modelo productivo se caracteriza principalmente por su alto grado especulativo. Tenemos que pasar de este modelo a un modelo sostenible. Aquel que es capaz de generar empleo y riqueza a largo plazo, sin estos altos y bajos que el sistema capitalista ofrece a la sociedad.

Aboga por una intervención directa del Estado. ¿Y los fantasmas de una economía planificada?

Es que ese debe de ser el papel de la administración. Intervenir en la economía. El mantra de la mano invisible del mercado. Esa, que todo lo equilibra, es el cuento que lleva dominando a la clase trabajadora durante tanto tiempo. Es lo que permite que los bancos que nos han estafado, ahora se recuperen con dinero público, y que a los trabajadores se les someta a una reforma laboral que está precarizando nuestras vidas. Quien diga que se asusta porque el Estado intervenga en la economía es que está en Babia. Necesitamos intervención en la economía para ponerla al favor de la gente, no del Ibex 35.

Izquierda Unida siempre se ha mostrado inflexible con el mantenimiento de los servicios sociales. En la legislatura pasada, sin embargo, ha formado parte de un Gobierno que ha recortado.

Andalucía ha sufrido el mismo recorte que todas las comunidades autónomas. Los memorandos que ha firmado el PP con Europa, para cumplir la hoja de ruta de la Troika, obligaron a recortar 17.000 millones en educación y sanidad. Si el Gobierno central quita esa cantidad de los fondos que tiene que transferir luego a las comunidades, es lógico que haya menos presupuesto. Pero Andalucía no ha recortado. Hemos intentado repartir esos recortes de la manera más eficiente posible, para evitar el desmantelamiento de los servicios públicos que persigue el Partido Popular.

¿Es posible hacer política sin tener una ideología concreta?

No. Quien me diga que no tiene ideología, para mí, es de derechas. El eje izquierda-derecha existirá mientras que existan ricos y pobres. Situarte en una neutralidad es engañar a la gente.

¿Cuál es la ideología política de José Antonio Castro?

Yo soy comunista.

¿Vende todavía confesarse comunista de la vieja escuela?

No parece muy correcto. Sobre todo, cuando se nos ha satanizado en estas décadas. Pero lo seguiré siendo mientras que haya esta desigualdad entre ricos y pobres. Que no nos busquen en otra trinchera.