Susana Díaz se propuso abrir un «nuevo tiempo» en el PSOE y en Andalucía cuando sustituyó a José Antonio Griñán al frente del partido y de la Junta en el verano del 2013, un sueño que ahora se puede tornar pesadilla al tener que gobernar sin mayoría absoluta y pendiente de los partidos emergentes.

En la mente de muchos está la llamada legislatura «de la pinza» que duró dos años (1994-96), en la que el PSOE -tras perder por primera vez la mayoría absoluta en Andalucía- gobernó en solitario y el entonces presidente, Manuel Chaves, acabó disolviendo el Parlamento y convocando nuevas elecciones al no poder sacar adelante los presupuestos de la comunidad.

Susana Díaz Pacheco (Sevilla, 1974), que ha tenido que esperar casi tres meses y cuatro votaciones para ser investida presidenta con el respaldo de Ciudadanos, asumió por primera vez este cargo tras la dimisión de José Antonio Griñán y, dieciocho meses después, cuando aún faltaba un año para agotar la legislatura, decidió convocar elecciones anticipadas alegando falta de estabilidad entre los socios del entonces gobierno de coalición (PSOE-IU).

El 26 de enero firmó el decreto de disolución de la Cámara y de convocatoria de elecciones para el 22 de marzo, adelantándose a las municipales y las autonómicas, las catalanas y las generales, y convirtiendo a Andalucía en el «banco de pruebas» para España de la nueva política de pactos ante la ya previsible ruptura del bipartidismo. Díaz tenía ante sí el reto de «legitimarse» en las urnas y, aunque su partido fue el más votado con catorce escaños de diferencia respecto a la segunda fuerza, el PP, la fragmentación del nuevo Parlamento con la irrupción de los partidos emergentes ha retrasado varias semanas su objetivo y ha puesto sobre la mesa las dificultades que presumiblemente tendrá para gobernar.

Ha sido la primera en enfrentarse en España al efecto de Ciudadanos y Podemos y, aunque se quedó a ocho escaños de la mayoría absoluta, logró mantener el mismo número de diputados (47) que su antecesor en el cargo, y ello en un nuevo Parlamento que ahora cuenta con cinco partidos frente a los tres del anterior.

Durante la campaña de las autonómicas, descartó reiteradamente pactar con Podemos o con el PP, pero no despreció a Ciudadanos y, aunque en ningún momento barajó presidir un nuevo gobierno de coalición, ha sido, efectivamente, un acuerdo con la formación de Albert Rivera la que le ha aupado a la presidencia.

«Yo siempre me he arrimado al toro, dicen que a veces demasiado», ha confesado alguna vez la dirigente socialista, que pese a los riesgos que entrañaba su decisión de convocar elecciones consiguió afianzar su liderazgo en el PSOE y «subir la moral» de los socialistas ante las posteriores citas electorales. Aunque ha repetido hasta la saciedad que no optará a las primarias como candidata a la presidencia del Gobierno de España, hay quienes siguen convencidos de que Díaz, que espera para julio el nacimiento de su primer hijo, dará algún día el salto a la política nacional.

Su autonomía a la hora de tomar decisiones, especialmente en materia de lucha contra la corrupción, provocó una quiebra interna en su partido al dejar «a los pies de los caballos», en opinión de la «vieja guardia» socialista, a los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán, tras ser señalados en el caso de los ERE fraudulentos de la Junta.

Ambos se sintieron dolidos ante su compromiso de que les pedirá el acta si finalmente son imputados y han llegado a afear que se cediera a lo que consideran un «chantaje» de los nuevos partidos.

Susana Díaz, licenciada en Derecho por la Universidad de Sevilla y diplomada en Alta Dirección de Instituciones Sociales por el Instituto Internacional San Telmo, ha ocupado distintos cargos orgánicos en el PSOE andaluz, cuya Secretaría General ostenta, así como institucionales en el Ayuntamiento de Sevilla, el Parlamento andaluz, el Congreso de los Diputados, el Senado y la Junta.

Antes de ser investida presidenta por primera vez en septiembre del 2013, fue consejera de la Presidencia e Igualdad de la Junta, y al frente de este departamento dirigió la labor de coordinación del anterior Gobierno de coalición.

Parlamentaria andaluza por la circunscripción de Sevilla desde el 2008, ha sido senadora por designación del Parlamento autonómico y también fue diputada por Sevilla en el Congreso entre el 2004 y el 2008.

Ejerció además de concejala y delegada de Juventud y Empleo en el Ayuntamiento de Sevilla (1999-2003), y fue teniente alcalde de Recursos Humanos y del distrito Triana, barrio en el que nació y donde sigue viviendo junto a su marido, José María Moriche, con quien se casó en el 2002.

Quinta presidenta autonómica de Andalucía y primera mujer que ostenta este cargo, es la dirigente política con mayor poder institucional dentro del PSOE, en el que milita desde los 17 años.