En los últimos años, la Junta de Andalucía ha puesto en marcha una serie de programas destinados a combatir el fracaso, el absentismo y, con ellos, también el abandono educativo temprano. Una batería de medidas que han propiciado una drástica y meritoria reducción de estas tasas en la última década. Sin embargo, todavía uno de cada cuatro alumnos andaluces deja sus estudios sin lograr ningún título académico. Y la comunidad andaluza sigue a la cola de España, un 5% por encima de la media nacional. El inconformismo hace que ahora se plantee otro reto: reducir la tasa de abandono escolar otro 10% en los próximos cuatro cursos.

Y lo va a hacer elaborando su propio libro blanco, como el de José Antonio Marina en el Ministerio. A través de un Plan Andaluz para el Fomento del Éxito Educativo, cuya hoja de ruta fue anunciada ayer en el Parlamento por la consejera de Educación, Adelaida de la Calle. Son las primeras consideraciones del equipo de trabajo (integrado por docentes, representantes de las familias, del servicio de inspección, de las asociaciones de directores de centros, del movimiento asociativo de la orientación, de las entidades locales y de los centros directivos de la Consejería), que fue designado el pasado mes de noviembre.

En realidad, y como reconoció ayer De la Calle, aún se trata de un conjunto de ideas «por definir». Por ello, pide la implicación de todos los sectores educativos para que se convierta en un instrumento estable de trabajo. Estas ideas inciden, entre otras, en la función docente y directiva, «aspecto clave para hacer posible un sistema donde calidad y equidad vayan unidas y garantice el máximo desarrollo de cada persona, así como compensar los desequilibrios culturales sociales y personales que puedan existir», informó la Junta en un comunicado.

Otro de los aspectos abordado por el grupo ha sido la formación. Para estos expertos, alcanzar el éxito escolar y educativo del alumnado pasa por unos profesionales muy capacitados y cualificados. Así, creen que es necesario cambiar la formación inicial y permanente del profesorado y vincularla a la práctica docente. Del mismo modo, habría que establecer un modelo de formación inicial ligado a la realidad de los centros e incluir en el proceso de selección del profesorado requisitos relacionados con la psicología, pedagogía y habilidades emocionales que doten de herramientas al profesorado de cara a la atención educativa del alumnado.

También contemplan la figura de un mentor pedagógico durante los primeros años de desempeño de la función docente. Asimismo, estos profesionales han resaltado la importancia del carácter de obligatoriedad de la formación permanente y la imprescindible vinculación directa con la situación profesional docente.

Revisar el currículum. «La única manera de mejorar los resultados es mejorando lo que sucede en las aulas», dice De la Calle. Para ello es necesario la revisión y modificación del currículum «con la incorporación de materias que incidan en el desarrollo de las inteligencias múltiples y la formación en competencias clave, así como con la introducción de la educación emocional en todos los niveles educativos», explicó en la nota. Del mismo modo, el grupo de expertos del Plan Andaluz para el Fomento del Éxito Educativo sostiene que es imprescindible contemplar la atención a la diversidad de intereses y motivaciones del alumnado, «no como respuesta a las minorías sino como la forma deseable y necesaria de llevar a cabo el proceso de enseñanza y aprendizaje para todo el alumnado». Y para ello, proponen diversificar la oferta de Formación Profesional para alcanzar la titulación e incrementar la FP Dual, así como las modalidades de enseñanza online, semipresencial y a distancia para personas adultas.

También abogan por impulsar la Educación Permanente como opción de segunda oportunidad, incluyendo una oferta flexible, con metodología práctica y ligada a los sectores de desarrollo económico y empleo de cada zona. Otra de las medidas planteadas por el grupo de expertos es impulsar la cultura de la evaluación y la autoevaluación para que se detecten las fortalezas y también las posibles debilidades que permitan desarrollar las posteriores actuaciones y planes destinados la mejora del sistema educativo.

Fracaso escolar. El fracaso escolar y el abandono prematuro de los estudios sigue siendo un lastre que ensombrece cualquier éxito educativo. Una auténtica asignatura pendiente del sistema andaluz. Se entiende que han abandonado prematuramente sus estudios quienes no han obtenido el título de la ESO, o habiéndolo logrado no continúan sus estudios, ya sea en Bachillerato, Formación Profesional o cualquier curso de formación no reglada. El primer caso se consideraría, además, fracaso escolar, al no haber conseguido la titulación mínima.

Otras medidas que la Junta viene aplicando con éxito para reducir estas tasas son las becas para que el alumnado con escasos recursos no abandone su escolarización (Becas 6000, Adriano y Segunda Oportunidad) o el transporte escolar gratuito en enseñanzas postobligatorias. Y es que el abandono escolar temprano es un fenómeno complejo en el que influyen factores educativos, pero también económicos y sociales. La lucha contra este hecho se articula además en torno a los Programas de Refuerzo, el PARCEP (apoyo educativo y refuerzo en Primaria) o PARCES (en Secundaria), que mejoran la calidad y cantidad de los aprendizajes, de la relación del alumnado con el centro, de la participación de las familias y de las posibilidades educativas del entorno; y el Programa de Acompañamiento Escolar.