Los alumnos andaluces son los últimos en ciencias y los penúltimos en habilidades de lectura, de forma que la autonomía se sitúa por debajo de la media española e internacional en la evolución integral de los alumnos de 2015 por parte de la OCDE. Después de estos datos, a la consejera de Educación, Adelaida de la Calle, le tocó dar la cara y, para justificar los malos resultados, se escudó en que los 54 colegios andaluces seleccionados «son de nivel sociocultural bajo».

En una entrevista en la Ser, defendió que los entornos «son fundamentales en cualquier sistema educativo» y expuso que los 54 colegios regionales representan el índice sociocultural más bajo de todos los seleccionados. Así, expuso la diferencia entre los niños que se crían en entornos con más nivel sociocultural y los que no tienen esa posibilidad. «Que mis hijos, que han nacido entre libros, no hubiesen hecho una carrera universitaria, sería durísimo; ahora, si los hijos de otras personas que no han visto un libro en su vida tienen que competir con los míos, la cosa es diferente». «Son cifras que llaman poderosamente la atención y que también pueden ser examinadas», dijo, para agregar que el sistema de selección de centros es aleatorio, pero que le «extraña» que todos los elegidos tengan el índice sociocultural más bajo de los examinados.

Incluso, manifestó que la tasa de analfabetismo que Andalucía sufría en la Transición es «un elemento esencial» para explicar los malos resultados del informe Pisa, porque como consecuencia de aquella la región tiene hoy entornos socioeconómicos y socioculturales muy diferentes a los de otras comunidades que presentan mejores datos sobre la situación educativa.

Sin embargo, el vicepresidente de la Junta y consejero de la Presidencia y de la Administración Local, Manuel Jiménez Barrios, abundó en la misma idea de De la Calle, pero con un matir: «Eso no quita ni un ápice a la importancia que tiene el asunto».

Jiménez Barrios llamó la atención sobre «los parámetros que se han utilizado» para elaborar el informe, porque «ponen de manifiesto que los recursos económicos de las familias también tienen una traslación a los resultados del informe». En este sentido, insistió en que «los 54 que se han elegido como centros para el muestreo en Andalucía son centros que están en los índices socioeconómicos y socioculturales más bajos de todos los que se han examinado en el informe Pisa, pero eso no le quita ni un ápice a la importancia que tiene el asunto».

Más duros fueron los sindicatos. El sector de Enseñanza de CSIF consideró «preocupantes» los datos del informe PISA, que «ponen de plena actualidad la necesidad de abordar la educación en Andalucía como una prioridad de política social», mientras que desde la Federación de Enseñanza de CCOO-Andalucía dicen que dichos datos «reflejan el contexto de recortes que está viviendo la educación andaluza en los últimos años».

Hay que recordar que el informe PISA sitúa a Andalucía en la última posición en España con respecto a ciencias, al obtener 473 puntos frente a los 519 puntos de Castilla y León; así como en el penúltimo lugar en lectura (466) y matemáticas (479). Así, Andalucía estaría por debajo de la media española e internacional, según el informe PISA 2015. De esta forma, se revela que en España existen grandes diferencias de rendimiento entre el alumnado de 15 años en función de la comunidad autónoma en la que estudia.