Cuatro de los testigos que han declarado este jueves en el conocido como caso Romanones por los abusos sexuales continuados que denunció haber sufrido un joven cuando era menor han negado ser víctimas de estas prácticas, aunque dos han destacado "excesivas" muestras de cariño, caricias, besos y cosquillas.

Lo han hecho durante la cuarta sesión del juicio que se celebra en la Audiencia de Granada contra el padre Román como único acusado, para el que la Fiscalía ha solicitado nueve años de prisión por un delito continuado de abuso sexual con acceso carnal.

La declaración de esta jornada ha estado marcada por la ausencia de un joven que se sumó al denunciante inicial y narró también ser víctima de abusos, hechos que retiró después y que no se ha personado en la sede judicial.

El tribunal ha intentado sin éxito contactar con el joven y ha ordenado que la Policía Judicial lo localice para que testifique sin excusa posible este viernes.

Sí ha declarado otro joven amigo del denunciante, José Manuel S. que ha considerado que en el entorno del padre Román y el resto de curas y laicos inicialmente implicados vio "excesivo cariño".

Aunque ha negado haber sufrido abusos -"gracias a Dios a mí no me han tocado ni he sido abusado", ha manifestado-, ha explicado que abandonó el entorno de la parroquia tras vivir "cosas que no veía normales, situaciones que no eran cómodas" como caricias en el muslo cerca de la zona genital cuando estaban en el salón viendo la tele en grupo.

Este joven ha recordado una situación especial durante unas convivencias en la casa de Pinillos, donde ha dicho que vio a los sacerdotes salir de la piscina y desnudarse todos y que le invitaron a hacer lo mismo.

"No lo vi normal, no estaba acostumbrado a ver personas desnudas, no me agradaba", ha dicho el joven, que ha añadido que abandonó la casa ante la propuesta de dormir con el acusado.

"Era demasiado cariñoso, con besos en el cuello, caricias, abrazos, mucho contacto físico que veía excesivo, me incomodaba", ha declarado este testigo, que ha dicho que se "guardó" sus impresiones, que no compartió con el denunciante hasta años después.

También ha negado cualquier abuso otro de los testigos, que sí ha explicado que al llegar a una de las casas vio a cuatro miembros del grupo desnudos en el pasillo y que ha relatado acercamientos y "cosquillas" del párroco denunciado en momentos de convivencia.

Ha rememorado que con 21 años y en junio de 1991, Román le invitó a dormir en su casa, a la que llegó después de hacer ejercicio, por lo que se duchó y al salir desnudo, estaba el cura junto a la ducha.

Aunque ha dicho que pudo "malinterpretar" el gesto, ha descrito que el acusado extendió su mano para tocarle los genitales, que él se tapó y que tras el gesto "estaba aterrado" y aprovechó un momento tras la cena para "salir corriendo". "Él no me perseguía pero yo sentía que huía con miedo en todo el cuerpo, con parálisis", ha agregado.

Frente a estas declaraciones, la que fue catequista del denunciante y cercana al grupo de sacerdotes María Isabel ha negado cualquier actividad sexual y ha dicho que cuando el joven le narró los abusos no le entraba en la cabeza.

"Quería hacerme ver que yo había sufrido este tipo de cosas", ha relatado la joven, que ha negado los hechos y ha dicho que el denunciante le decía que estaba manipulada.

Otra de las jóvenes que frecuentaba y sigue cercana a la parroquia, amiga entonces del denunciante, también ha negado ser víctima de abusos, conocerlos o haber presenciado proposiciones de índole sexual, ha calificado la denuncia de barbaridad y ha descrito al denunciante como machista y mentiroso.

El juicio continuará este viernes con la previsible declaración de otra posible víctima, la que era entonces novia del denunciante, y del arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, entre otros.