«La comunidad se instala en la estabilidad política que nos permite afrontar, sin distracciones, los desafíos sociales que la crisis ha dejado en modo de resaca». De esta manera resumió la consejera de Hacienda de la Junta de Andalucía, María Jesús Montero, el mensaje que quiere dar el gobierno de Susana Díaz más allá de la apariencia fría de los números. Con 20 días de antelación sobre el plazo máximo establecido y en una manifiesta buena sintonía con su socio de gobierno, el Consejo de Gobierno aprobó este martes los presupuestos de Andalucía para 2018 y convirtió a la región en la primera comunidad autónoma de España que despeja su horizonte presupuestario para el nuevo ejercicio casi tres meses antes de que dé comienzo. Las cuentas aprobadas por el PSOE y Ciudadanos, apuntando, de nuevo, al alza, se convierten en los terceros de la presente legislatura legislatura. Sobre el papel, sin particularizar, Montero presentó unos presupuestos que crecerán en un 3,9% y que ascenderán hasta los 34.759 millones de euros. Unos números que reflejan una clara vocación social y que se basan en las patas tradicionales sobre las que se ha construido el imaginario de los gobiernos socialistas en Andalucía: sanidad, educación y servicios sociales.

Repitió Montero durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, y que sirvió para diseccionar las diferentes partidas, en varias ocasiones, que los andaluces están ante unos presupuestos que se habrían confeccionados para que «nadie se quede atrás». Esto explica, en parte, que la mayor partida vaya destinada al Servicio Andaluz de Sanidad (SAS). Bajo sospecha constante, recibirá su mayor aportación histórica. En total, unos 9.013 millones de euros que servirán, según Montero, para garantizar la cobertura sanitaria en su universalidad y que blindan al usuario frente a los copagos. En el apartado dedicado a la educación, las cuentas también experimentarán un incremento. Las universidades andaluzas reciben un total de 1.536 millones de euros, lo que supone una subida del 4,4% si se compara con el ejercicio anterior. Aquí se comprende la gratuidad de las matriculas para aquellos alumnos que logren pasar de curso con el expediente limpio.

En relación a la dependencia, la Junta subirá de nuevo su apuesta. y dedicará unos 1.218 millones de euros a esta partida. Según Montero, un desembolso que permitirá a 186.000 andaluces necesitados y a sus familiares resguardarse bajo el paraguas del gobierno autonómico. Estos presupuestos para 2018 reflejan, además, una inversión de 2.183 millones de euros dedicados a dinamizar y fomentar la creación de empleo. Englobados en esta partida, unos 766 millones de euros que irán a parar a la empleabilidad e intermediación. Para ello, la Junta apostará por un programa específico para el empleo industrial.

Montero, que insistió en que ya es hora de que la supuesta recuperación económica empiece a calar en el ciudadano de a pie, dibujó unas perspectivas económicas prometedoras para 2018. Situó el crecimiento del PIB, siendo el presagio moderado, en un 2,6% y llegó a decir, incluso, que «Andalucía se encuentra por encima del crecimiento medio de países europeos como Alemania, Francia o Italia». Con la mirada puesta en el sector público, aseguró que el paso a las 35 horas semanales de los trabajadores públicos no se traducirá en despidos y también resaltó que estos presupuestos garantizan que no haya ningún trabajador público con un salario por debajo de los 1.000 euros.

No se espera, de entrada, que haya más adhesiones a estos presupuestos que vayan más allá de del PSOE y de Cs. El líder del PP-A, Juanma Moreno, volvió a pedir una reunión formal con Díaz para negociar los presupuestos. Pidió y apeló a un «diálogo fructífero» que, sin embargo, tiene pocas posibilidades de producirse. El desenlace esperado es que el PP acabe votando en contra de los presupuestos en el Parlamento.