Los investigadores de la Consejería de Salud que desarrollan su trabajo en el Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa, Cabimer, han descubierto en una molécula un alto potencial terapéutico para la diabetes tipo 1, una enfermedad que se estima afecta a 800.000 andaluces. El trabajo, liderado por el investigador principal Benoit Gauthier y en el que también participa activamente Bernat Soria, director del departamento de Regeneración y Terapias Avanzadas en Cabimer, determina los efectos de la molécula BL001 en esta enfermedad.

«La molécula es sintética. Se ha fabricado artificialmente y tiene la capacidad de adherirse y activar el receptor NRH1 que hay en la zona de los islotes pancreáticos», señala el investigador de Endocrinología y Nutrición del Hospital Regional de Málaga que ha participado en este proyecto, Javier Bermúdez, junto a su compañera Yanina Romero. La activación de este receptor dispara una serie de cambios en los islotes pancreáticos y en el sistema inmune que produce un efecto beneficioso a las personas que tienen el páncreas dañado por la diabetes.

«Cuando estas moléculas activan este receptor, inducen una modulación del sistema inmune cambiando su modo de percibir el entorno y haciendo que dentro del páncreas se cree un entorno más favorable donde habrá menos inflamación y esto a su vez favorecerá que las células muertas que segregan insulina comiencen a regenerarse a partir de otros tipos celulares que hay en los islotes pancreáticos», apunta Bermúdez. De este modo, con la activación del receptor NRH1, el ambiente inflamatorio habitual que hay en el páncreas de una persona con diabetes se atenua y las células muertas por el ataque de la enfermedad se regeneran.

Este trabajo se inició en Sevilla en 2011. En él también ha participado activamente Bernat Soria, director del departamento de Regeneración y Terapias Avanzadas en Cabimer. «Conocíamos a Gauthier y se puso en contacto con nosotros. Comenzamos a realizar análisis poco a poco. Dentro de este proyecto, nos hemos encargado sobre todo del análisis de datos, análisis de las muestras de los ratones diabéticos», destaca Bermúdez.

Hasta el momento, las pruebas realizadas han sido en ratones, y en donantes fallecidos. «Las pruebas han sido positivas aunque aún nos queda mucho por investigar hasta que podamos deducir si este nuevo fármaco podrá ser utilizado en personas enfermas con diabetes tipo 1», incide el investigador malagueño.

Tanto Bermúdez, como Gauthier y Cobo, aseguran que el proyecto aún necesita mucha profundización. Los próximos pasos buscan comprender los mecanismos celulares que desencadenan los efectos que hasta el momento han evidenciado. Así, lo que queda por hacer es trasladar el hallazgo al sistema inmune humano y estudiar bien su relación con los islotes pancreáticos. «Ahora mismo nos queda mucho trabajo, pero esperamos que todo salga bien. Los próximos pasos serían realizar ensayos clínicos en humanos y si hay suerte, poner en venta el producto».