Los dos hijos de Mary-Anne Goosens, Fritz Korten, de 29 años, y su hermana Jantje, de 24, se reencontraron ayer con su madre a apenas diez minutos para que el reloj marcase las ocho de la tarde. Había sido una jornada larga, con un viaje relámpago desde tierras holandesas y un final feliz que pudieron certificar con un abrazo. La protagonista de esta historia aún permanecía en observación, pero con un estado de salud difícil de explicar.

«Es un milagro y tenemos que dar gracias a Nerja y a Frigiliana», señalaron aún emocionados. «Es una mujer muy fuerte y gracias a su inteligencia ha podido sobrevivir», agregó el hijo mayor, Fritz. Tras compartir unos minutos con la madre, destacó que resultaba sorprendente que ella les hablase «con mucho humor». Y también apuntó el propio Fritz que la intención de toda la familia es la de regresar a Holanda «lo más pronto posible», una vez que haya transcurrido el periodo de recuperación fijado por los facultativos hospitalarios.

Gossens se encuentra en perfecto estado de salud y, como subrayó Salvador López, responsable del servicio de Urgencias, la paciente «únicamente presenta unas pequeñas quemaduras por la exposición al sol, pero sin gravedad». Posiblemente sea dada de alta hoy. Antonio Díaz, portavoz de la familia, indicó que sobrevivió «gracias al agua que había donde se hallaba» y agregó que para pasar la noche «se tapaba con hierbas»; o que disponía de un silbato para alertar de su presencia.