A sus 62 años, este ingeniero agrícola lleva más de cuatro décadas vinculado al Departamento de Fruticultura Subtropical de la finca La Mayora (Algarrobo), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). José María Hermoso, que hoy recibe en el Colegio de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Málaga el reconocimiento a toda su trayectoria, es uno de los investigadores responsables del nacimiento, expansión y auge del potente sector de subtropicales implantado en la costa malagueña y granadina. Experto en aguacates, chirimoyas y demás frutos exóticos, Hermoso ha realizado además viajes de exploración a Perú, Ecuador y Bolivia en busca de las mejores cepas de cultivo y ha asesorado a los agricultores de Madeira, en Portugal (diseño y

desarrollo de instalaciones de riego localizado), o a los de África del Sur (poda del aguacate).

¿Por qué Málaga es la despensa de subtropicales de toda Europa? ¿qué la hace tan propicia para la producción de aguacates, mangos o chirimoyas?

La franja costera de Málaga y Granada es prácticamente la única zona de España con condiciones climáticas y de suelo capaces de albergar este tipo de cultivos. No hablo sólo de la Axarquía sino de parte del Guadalhorce, Marbella o Estepona, donde también hay un buen número de plantaciones. La razón fundamental es que son campos casi libres de la posibilidad de heladas (aunque este año, por ejemplo las hayamos tenido) y eso es clave para un cultivo tan exigente como el de los subtropicales. Se podría decir que en Málaga estamos al límite de exigencia de estos cultivos, más propios de Centroamérica y Sudamérica.

¿Y cómo les hemos ganado el terreno a esos competidores?

El sector se ha vuelto muy próspero porque contamos con una ventaja competitiva sobre los productos americanos: nuestra cercanía a los mercados europeos. Aunque las calidades sean similares, ellos tienen que afrontar un viaje hasta Europa que puede durar semanas en cámaras frigoríficas, lo que les hace perder aroma y textura. Pero en Málaga estamos a tiro de piedra del mercado UE, y eso es una gran diferencia a favor, que también hace que nuestros productos se vendan más caros.

Ahora todo eso se ve con cierta normalidad pero, ¿cuándo se pensó que Málaga podía producir subtropicales a gran escala?

Todo surgió del centro de investigación La Mayora, que a principios de los años 70 apostó por la reactivación de cultivos como al aguacate y el mango. Todo fue fruto de la observación, al ver cómo florecían árboles centenarios de este tipo en muchos jardines de Málaga, por ejemplo en Churriana, Pedregalejo o El Limonar. Cogimos los huesos de estos árboles y los cruzamos con variedades procedentes de California. Vimos que la cosa fructificaba y después vino la adaptación de los cultivos a la tierra. Más de cuatro décadas después aún seguimos trabajando en ello, aunque la diferencia es que antes los subtropicales de Málaga, sobre todo los aguacates, eran cuatro o cinco plantas de jardín y ahora hay 15.000 hectáreas de cultivo y un sector pujante que comercializa en toda Europa.

Imagino que los primeros aguacates los trajeron los comerciantes de América.

Cierto, todos esos árboles proceden de los comerciantes indianos y de las familias acomodadas que en los siglos XVIII y XIX se trajeron ejemplares de árboles para dar sombra a sus jardines de recreo. Todavía hoy se pueden ver aguacates de alto valor ecológico que han sobrevivido a la época del ladrillo, y que pueden tener más de un par de siglos de antigüedad. Se me ocurren algunos ejemplares de fincas de Churriana o un árbol espectacular situado en La Campana, en el arroyo Jaboneros. En el propio Parque de Málaga, cercad del Eduardo Ocón, también se pueden ver estas especies.

¿Podría Málaga diversificar más la gama de subtropicales?

Sí, hay muchas posibilidades no sólo para especies como el mango, la chirimoya o el aguacate, sino para otras menos conocidas como el lichi, la carambola o el longan. Estimo que hay entre 20 y 30 especies de subtropicales que podrían ser cultivadas en la zona, aunque fuera a pequeña escala.

¿Y serían rentables?

La rentabilidad habría que desarrollarla pero opino que todos estos productos raros y exóticos, en una provincia de tanto potencial turístico como la Costa del Sol, podrían tener fácil acomodo. Estamos rodeados en 200 kilómetros a la redonda por multitud de hoteles, restaurantes, chiringuitos y tiendas especializadas en productos para extranjeros. Cualquier fruta exótica estaría vendida de antemano, y más si conseguimos introducir estos productos en la carta de restaurantes y hoteles.

Hoy recibe el homenaje de sus colegas de profesión, ¿cómo fueron sus comienzos?

Yo llegué a La Mayora en 1969 y tuve la suerte de ser destinado al área de investigación de fruticultura, en la que llevo más de 40 años. Mi vocación era la agricultura, ya que mi familia, sin ser agricultores, sí ha estado siempre muy relacionada con la tierra. Y aquí sigo.