Ya existen arrecifes artificiales en el perímetro de la milla marina protegida por el Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, pero no es suficiente. Aunque no sólo la pesca de arrastre es una amenaza contra el auténtico paraíso submarino que representan las praderas de posidonias del límite subacuático entre Málaga y Granada, la Junta de Andalucía va a reforzar dichas infraestructuras con la construcción de nuevas barreras que están avaladas por Europa y que, además, van a ser cofinanciadas por la compañía petrolera Cepsa.

La iniciativa ha sido muy aplaudida por los representantes locales dedicados a las delegaciones de Medio Ambiente y Pesca, así como por responsables de colectivos malagueños como el Aula del Mar. El biólogo de esta entidad Juan Jesús Martín subraya que es «muy difícil» vigilar durante las 24 horas espacios tan importantes y donde se ha reducido significativamente la superficie de fanerógamas como la posidonia. «Queda muy poca pradera marina en el Paraje Natural y es vital que se evite la desforestación que genera el arrastre».

Este experto manifiesta que en la milla protegida habrá así mismo una mejora muy significativa con la construcción de la depuradora de Nerja –la última que resta por construir en todo el litoral costasoleño–. «Todas estas infraestructuras estamos seguros de que van a contribuir a regenerar la vida en una parte tan sensible», agrega.

De la importancia de este espacio de interés medioambiental da prueba también, como argumenta Martín, que Maro ocupe un lugar destacado en el acuario museo que el Aula del Mar abrirá este verano en las nuevas instalaciones del Muelle Uno del Puerto de Málaga.

«A la ciudadanía malagueña aún le falta mucha mayor concienciación sobre el patrimonio que tenemos en los Acantilados de Maro. Confiamos en que con instalaciones como ésta mejoremos a medio plazo esta situación», concluye el biólogo.

Acerca de esa riqueza de buena parte de los fondos mareños, Bernabé Jorge Toledo, de la empresa Buceo Costa Nerja, especializada en inmersiones turísticas y cursos homologados para practicar el submarinismo, subraya que la influencia del Atlántico «ofrece especies inexistentes o escasas en otros ecosistemas mediterráneos». Agrega que abundan, entre las posidonias, «anémonas, esponjas y otras especies sensibles que con su exuberante colorido tapizan toda la zona sumergida del Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo».

«Es, además, el paraíso de la macrofotografía por el gran número de invertebrados de todo tipo que acoge. Abundan numerosas especies de crustáceos y gusanos, equinodermos y moluscos, siendo la región especialmente famosa por la gran variedad de nudibranquios y que son fáciles de ver en todas y cada una de las inmersiones», relata este otro investigador de cuanto sucede bajo las aguas.

Toledo apunta que llama especialmente la atención «la omnipresencia en primavera y verano de los enigmáticos y espectaculares peces luna, que por si solos merecen una visita. Tienen aquí un área de aseo permanente, pues se acercan a la costa para ser desparasitados por otros peces más pequeños».Maro representa una «zona caliente» dentro de la protección de la Unión Europea para las áreas marinas, debido a que, como reflejan los estudios que avalan la instalación de los nuevos arrecifes, «es una joya, uno de los pocos espacios de todo el Mediterráneo que permanecen vírgenes». Es en potencia un importante reclamo turístico para la Costa del Sol, pero de nada servirán los esfuerzos divulgativos que van a emprender colectivos y entidades locales si no se aumenta su protección. Para la Junta este enclave es prioritario, como lugar de interés comunitario, al igual que Bajos de Roquetas de Mar en la provincia de Almería.