La situación económica por la que atraviesa el Ayuntamiento de El Borge ha obligado a tomar algunas medidas para garantizar el funcionamiento del Consistorio. La última ha venido por parte de su alcalde, Salvador Fernández (PSOE), que renunciará a cobrar su sueldo, de unos 1.910 euros mensuales, por desempeñar dicho cargo, así como la cantidad correspondiente por la asistencia a plenos y comisiones.

De esta forma, Salvador Fernández volverá a incorporarse al puesto de trabajo que desempeñaba antes de las elecciones municipales, el de jefe de mantenimiento y servicios operativos de la empresa pública Turismo Andaluz, dependiente de la Junta de Andalucía, y en el que se encontraba en excedencia. Así, a partir de ahora, compatibilizará este puesto con sus responsabilidades al frente de la alcaldía.

«Esta era una medida que estaba contemplada dentro del plan de ajuste para el pago a proveedores aprobado por el Ayuntamiento, por lo que he solicitado volver a mi puesto de trabajo. Esto supondrá, sobre todo, un importante ahorro económico para las arcas municipales», señaló Fernández, que cobrará una cantidad similar a la de su puesto como regidor alborgeño, en torno a los 1.900 euros.

Fernández indicó que «no tendrá problemas» para estar en el Consistorio, ya que puede atender a los vecinos «tres tardes a la semana, aunque ello suponga restar parte del tiempo que le dedico a mi familia, pero mi compromiso estos cuatros años es el de trabajar por y para mi pueblo».

Esta medida se suma a la decisión que han adoptado los trabajadores del Ayuntamiento de esta localidad de asumir la limpieza de las dependencias municipales y de las principales calles y plazas, para ahorrar y mantener todos los puestos de la plantilla, tras quedarse con una de las dos limpiadoras que tenían contratadas a tiempo parcial.

Y es que precisamente es el propio alcalde el que se encarga de dar ejemplo limpiando su propio despacho, una medida que no sólo se está efectuando en el Ayuntamiento, sino que también se está haciendo en la Casa de la Cultura, el gimnasio, el centro multiusos o la biblioteca.

«Lo primero que hago cuando llego es quitar el polvo, barrer y fregar la alcaldía», señaló Fernández, así como el pasillo que conduce a su despacho y el aseo de la primera planta. El resto de empleados locales limpian los demás despachos, el salón de actos e incluso se turnan con el alcalde para limpiar el exterior de la zona de entrada al Consistorio.