Cuando en 1981 Pedro Gómez compró una pequeña aldea en ruinas en el municipio de Vélez-Málaga (Málaga), nunca pensó que llegaría a convertirse en el centro Karma Guen, un lugar de referencia para el budismo en el Sur de Europa, que acoge estos días a más de 3.500 personas de 62 nacionalidades.

El motivo es la experiencia o curso anual de meditación que convoca este centro, que cumple su 25 aniversario, y que persigue alcanzar la liberación de la mente y conseguir un estado puro de felicidad completa.

Gómez ha explicado a Efe que cuando vivía en Copenhague (Dinamarca) conoció el budismo, con el que se identificó plenamente, gracias al contacto con Ole Nydahl, uno de los pocos lamas occidentales existentes, quien a su vez había recibido instrucciones del decimosexto Karmapa, líder espiritual de la escuela Karma Kagyu, para transmitir sus enseñanzas en Occidente.

Así, en 1987, Gómez llevó al lama Ole a visitar el pequeño núcleo de Aldea Alta que había adquirido años atrás, y decidieron crear Karma Guen, un enclave en el que la gente tuviera la oportunidad, de forma económica, de meditar y hacer retiros.

De esta forma, la Aldea Alta se ha convertido en uno de los principales centros del budismo del Camino del Diamante, un budismo laico que se practica sin necesidad de ser monje y en el que llevando una vida normal se puede llegar a la liberación y la iluminación, gracias a los métodos que dio el Buda histórico hace 2.500 años.

Según Gómez, todo el mundo está capacitado para dejar atrás el sufrimiento y lograr la felicidad a través de la meditación, tal y como enseñó Buda, "pero hay que querer y nuestro karma, o acumulación de causa y efecto, nos pondrá en una posición en la que podamos o no desarrollarnos".

Durante estos días y hasta el próximo 18 de junio, el centenar de alojamientos de Karma Guen resulta ridículo para acoger a los budistas que se desplazan desde todos los rincones del planeta y que tienen que recurrir a las tiendas de campaña, que llenan las laderas sobre las que se ubican las casas y edificios del complejo.

Sin embargo, el elevado número de visitantes no es un problema cuando todo está perfectamente organizado y existe una cocina industrial de 400 metros cuadrados capaz de servir 10.000 comidas al día, en la que colaboran y hacen turnos las personas que tienen menos recursos para pagar su estancia.

No faltan una sala de registro, comedores, tiendas, zonas de trabajo y para los niños, una enfermería o una biblioteca, pero sin duda, el centro de todas las miradas es la gompa o sala de oración construida en 2004 y dedicada a Trinley Thaye Dorje, el decimoséptimo Karmapa, cuya presencia en la Aldea Alta está prevista para los próximos días.

Las primeras sesiones de este cursillo anual en la gompa, profusamente decorada con motivos budistas que han tardado siete años en pintarse, han corrido a cargo del lama Ole Nydahl, ante la atenta mirada de centenares de personas que han seguido su discurso, ofrecido mediante una traducción simultánea en trece idiomas.

Otro lugar de interés y de visita obligada en estas jornadas es la estupa de Kalachakra o de la Rueda del Tiempo, la primera de su clase construida en Occidente en 1994, y que constituye un símbolo de paz y de unión universal, también realizado en honor del decimoséptimo Karmapa.

Gómez ha asegurado que los miembros de Karma Guen son "gente normal", que hacen lo mismo que cualquier otra persona a lo largo del día, pero que tratan de tener tiempo para practicar las enseñanzas que dio Buda, "esos métodos que nos puedan liberar de todos los apegos que tengamos o de nuestras perturbaciones mentales".

"A través de la meditación, hay que lograr que no haya distancia entre lo que percibimos fuera y lo que percibimos dentro, con la finalidad de acabar con la dualidad, el concepto del yo y el tú, y es entonces cuando se consigue la felicidad perfecta, que es estado búdico", ha sentenciado.