Uno de los centros históricos del pueblo y el barrio que dio origen al municipio, pero que presenta un aspecto muy poco deseado por los vecinos de esta zona. Y es que los que residen en este inconfundible barriada de calles estrechas y continuas pendientes se quejan del mal estado que presentan algunas vías, sobre todo las que se sitúan muy cerca de las murallas de San Juan.

Así, una de las principales demandas es la finalización de algunas obras que se han acometido a través del Plan de Iniciativa Urbana de la Villa, y que mantienen levantadas las calles. Es el caso de la de Muralla Alta «en el que cualquier persona que pasa corre el peligro de caerse, porque las alcantarillas al pasar los coches por aquí las desplaza, y hay que estar atento donde se pisa», aseguraba Manuel Carmona, uno de los vecinos de la zona.

Pero no solamente eso, sino que también debido al mal estado de las tuberías de saneamiento, resaltan que los malos olores son también algunos de los problemas que padecen. «Y alguna que otra vez se pasean las ratas por aquí», aseguraba Carmona, calificando «que esto es una situación casi tercermundista».

«Por la noche, no se puede uno ni salir a la calle para tomar el fresco, por el mal olor que se respira, sobre todo porque se queda el alcantarillado abierto», señalaba Amador López. Unos trabajos que los residentes critican que empezaron hace casi dos años, y que aún no han concluido. Tampoco las actuaciones que se han llevado a cabo son del agrado de algunos, «sólo hay que ver el empedrado que hay por aquí, que hay piedras que están sueltas, en una obra casi nueva», apuntaba Juan Antonio Díaz mientras caminaba por la calle Real de la Villa.

Otra de las quejas que tienen los vecinos es sobre uno de los accesos principales, por la calle Puerta Real de la Villa, y que llega a la plaza del Espinar. Y es que con la remodelación del entorno del antiguo Camarín de los Desamparados, se ha habilitado una rampa de acceso en dicho tramo junto a las escaleras, pero justamente en la mitad del recorrido desaparece y solamente se puede subir o bajar por escalones.

«Para las que venimos con la compra o las que llevan a un niño pequeño con su carrito, supone mucha molestia», comentaba Josefa Guerra, «y ya para personas mayores o el que vaya en silla de ruedas, ya es imposible que entren», resaltaba esta vecina de La Villa que lleva años viviendo en el centro. «No lo entiendo. Si antes ya había una rampa aquí, ¿por qué dejan ahora únicamente los escalones?».

Uno de los grupos más críticos con el tema fue Izquierda Unida. Su portavoz, Salvador Marín, señaló que «no entendemos como el equipo de Gobierno hace este tipo de obras tanto que dice que miran por la accesibilidad. Además, el que pasa por allí ve el estado de abandono que sufre el barrio». El edil responsable del Urban, Antonio Martín (PP), indicó que «era complicado dotar de una rampa» la entrada de la Villa y resaltó que «dicen que hay quejas de vecinos sobre el acceso y otras cuestiones, pero ninguno de ellos ha venido a comunicarlos a esta concejalía».