Finalmente concluyó el plazo establecido y los observadores comunitarios no han pisado las playas malagueñas. Los pescadores se lamentan de que los técnicos de la Unión Europea, que iban a conocer el tipo de pesca que se hace en estas costas para plantear excepciones a la normativa comunitaria sobre redes que se debatiría en Bruselas, no han acudido ni al puerto de Caleta de Vélez, en Vélez Málaga, ni al de Fuengirola, donde planteaban hacer las comprobaciones.

Precisamente, se trataba de unos de los compromisos que se adquirió a finales de octubre del pasado año tras el encuentro que mantuvieron los patrones de las distintas cofradías de la provincia con el director general de Recursos Pesqueros del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, Ignacio Escobar; ante las quejas del sector de arrastre por el nuevo tamaño para las redes impuesto desde la UE.

Y es que se les obligaba a utilizar un torzal de un grosor de tres milímetros, frente a las cuerdas de cinco milímetros que utilizaban hasta ahora, lo que reduce considerablemente el volumen de capturas, en torno a un 60%.

«Nos dijeron que los observadores iban a venir antes de enero de 2013 y aquí no hemos visto a nadie, nos sentimos engañados», lamentaba el patrón mayor de la cofradía de Caleta de Vélez, José Luis Guerrero, al que comunicaron que a principios de noviembre se producirían estas comprobaciones.

En el municipio veleño hay actualmente unas 20 embarcaciones dedicadas al arrastre, lo que supone el empleo de cerca de 200 personas de forma directa y en la provincia en torno a 50 barcos.

«Durante estos días ya se está debatiendo en Bruselas las medidas de la Política Pesquera Común», señaló Guerrero; precisamente adonde se querían trasladar las peculiaridades de la pesca en la Costa del Sol y así poder plantear algún tipo de excepción en las herramientas usadas para estas labores.

Los pescadores señalan que las pérdidas económicas son considerables, debido a la poca cantidad de pescado que recogen respecto al mismo periodo en la pasada anualidad, debido a que en el Mediterráneo el tamaño mínimo reglamentario de las especies es menor al que hay en otros mares; y que se escapan a través de las redes. «No podemos capturar apenas y, además, como las redes son tan finas, muchas parten el pescado por la mitad», según Antonio Ruiz, que se dedica desde hace años al arrastre.

Las consecuencias de la crisis, agravada por las imposiciones de medidas cada vez más restrictivas, ya se están notando en el puerto de Caleta de Vélez. De hecho, hay barcos que se dedican al arrastre -captura de gambas, calamaritos o chopitos- que se plantean cambiarse al arte de cerco, que se centran en especies como el boquerón, la caballa o la sardina. También hay otros que desisten y en Vélez Málaga ya se están planteando en unos meses el desguace de sus embarcaciones, debido a la dificultad para poder mantenerlas así como el elevado coste de los seguros que asfixia a los armadores.

Y es que con las antiguas mallas los que se dedican a la mar llegaban a recoger aproximadamente entre unas 700 y 800 cajas de pescado al día y ahora muy difícilmente consiguen alcanzar las 400 cajas, dejando unos beneficios cercanos a los 1.000 euros, lo que supone menos de la mitad de lo que ganaban respecto al pasado ejercicio.