La Cueva de Nerja vuelve a ser noticia y no precisamente por las deficientes cifras en cuanto al número de visitantes que acuden a ella durante todo el año -después de casi una década de descensos y con la necesidad de reinventarse respecto a lo que ha sido durante medio siglo-. Ahora lo es porque, en pleno proceso para intentar debatir el nuevo convenio laboral de sus trabajadores, el conservador de la cavidad, Antonio Garrido, ha sido destituido por una supuesta «deslealtad» a la entidad.

La junta plenaria de la Fundación Cueva de Nerja resolvía este pasado jueves un expediente sancionador trasladado al propio Garrido el pasado 17 de mayo. En la denuncia tramitada por el gerente de la cavidad, Ángel Ruiz, se le acusaba de haber cometido una falta de carácter «muy grave». No obstante, el cese en la actividad laboral de este trabajador ha sacado a la luz varios cambios en la plantilla del organigrama del organismo, incluida la vacante en el puesto de directora del Museo de Nerja, que «por motivos personales» abandonó en enero pasado la geóloga Cristina Liñán.

Según fuentes sindicales, «todo se remonta a mediados del mes de diciembre, cuando se nos comunicó que nos quitaban una de las cuatro pagas extra que figuran en nuestro convenio». Para los trabajadores, dicha medida fue aprobada en verano para los funcionarios de las administraciones, pero no se aplicó «desde un principio» porque la plantilla de la cavidad «no pertenece a esa categoría», al ser «laborales» de una entidad que siendo pública no forma parte del mismo marco laboral».

El gerente de la Fundación, Ángel Ruiz, replicó a este periódico que «no se ha producido ningún recorte en las nóminas de los empleados» y agregó que el despido no se puede vincular a otras circunstancias. Así recordó que ya se produjo otra destitución durante el anterior mandato del PSOE al frente de la Subdelegación: el de la arqueóloga María Dolores Simón. Y que aunque se haya tramitado otro procedimiento laboral en relación a otro arqueólogo, adscrito al Museo de Nerja, como es Antonio Montesinos: «En este caso se aclaró el malentendido y todo está resuelto», manifestó.

Entre muchos de los empleados de la cavidad, la noticia del despido de Garrido causó una enorme sorpresa. Uno de ellos indicó que aunque el conservador llevase en esta última etapa sólo 14 años en su puesto, «conservaba un trato de cordialidad con Ruiz». El actual gerente de la Cueva «empezó a tener vinculación con la cavidad cuando formaba parte de IU y el entonces gerente empezó a diseñar el Centro Cultural Villa de Nerja, donde Ruiz ha ejercicio como director y ha estado con Garrido en contacto casi permanente», dijo.

La Fundación insiste en desligar el conflicto con el conservador de la supresión de la paga extra o de que éste haya dejado de percibir uno de los cuatro pluses por productividad anulados a trabajadores del Museo. Una cuantía que, sumada, se elevaría según el propio Garrido a unos 600 euros mensuales. «¿Esto no es recorte?», dice.

Antonio Garrido se dirigió al Defensor del Pueblo recientemente

La defensa de Garrido, que también asesora a Montesinos o Liñán, recurrirá este despido.

Paradójicamente, en sus alegaciones se especifica el malestar creado por parte del despedido al haberse dirigido al Defensor del Pueblo sin haber comunicado su protesta laboral al gerente de la gruta, Ángel Ruiz.

Ni siquiera el hecho de que el despido se haya aprobado por unanimidad en la Junta Plenaria «impide que no podamos creer que no se ajusta a derecho». Considera su portavoz jurídico, Diego Ortega, que la labor de su defendido ni es «reprobable ni sancionable», tal y como ha expresado en un comunicado la Subdelegación.

Dicho documento agrega que se le considera «autor de una falta muy grave por abuso de confianza en las gestiones encomendadas, deslealtad y transgresión de la buena fe». Y se agrega que manipuló la información que recibía como miembro de los órganos de gobierno, con manifiesta intención de causar daño a la imagen y prestigio de la Cueva de Nerja, difamando a la misma y creando un clima generalizado de crispación en la plantilla».

Las fuentes sindicales consultadas argumentan que a Garrido se le ha aplicado una medida «ejemplarizante» y que existe desde el pasado mes de diciembre «miedo» entre muchos empleados. O que se viven episodios que contribuyen a crispar a los empleados, como «extraños movimientos de cuadrantes».

Además recuerdan que al conservador se empezó por expulsarle de la vivienda que ocupaba desde hace una década, como trabajador, dentro del recinto monumental. La Fundación Cueva de Nerja niega que en absoluto haya fondo político alguno en un proceso «que tienen un instructor independiente y que partió de los vocales de la Junta de Andalucía en la Fundación».