Pudo haber terminado en tragedia pero, afortunadamente, a las diez de la mañana son muy pocos los turistas que acceden a la Cueva de Nerja, especialmente en una jornada como la de ayer, de cambio de mes. El conductor de un autobús que acababa de dejar a un grupo de turistas ante la taquilla de la cueva perdía el contral en la maniobra para aparcar y, después de romper un muro, se precipitaba sobre tres coches aparcados en el espacio destinado a los visitantes.

«El desnivel sobre el que se ha caído es de poco más de un metro. Ha roto una farola y ha estado a punto de estrellarse antes contra un árbol. Además, el muro que separa los aparcamientos de autobuses y de coches ha quedado destrozado en esa zona», manifestaba a este periódico un empleado de la cavidad nerjeña.

El gerente del monumento, Ángel Ruiz, mostraba su alivio, nada más conocer que sólo se habían registrado daños materiales: «Afortunadamente se ha producido el suceso sin que hubiera turistas en el aparcamiento. El coche de una de las responsables científicas de la Fundación ha resultado el más dañado y también otro de la marca Mercedes», explicó Ruiz.

Muchos de los turistas que a esa hora se encontraban en la zona de taquillas acudieron nada más oír el impacto del autobús hasta el lugar, interesándose por el estado del conductor y por las posibles víctimas de este accidente.

Testigos presenciales afirman que diez minutos antes, el aparcamiento quedó vacío de manera milagrosa. «Nadie quería ni imaginar qué hubiese ocurrido si la maniobra se produce entre las doce del mediodía y las dos de la tarde, en ese tramo que suele reunir en estas fechas a miles de visitantes.

Unos minutos después de producirse el impacto del autocar sobre los coches, varios agentes de la Policía Local se personaron en este enclave turístico y restringían de forma preventiva el acceso rodado a la Cueva. Además, el resto de la jornada se iniciaron las tareas de liberación del autobús, «clavado» sobre los tres vehículos.