Narra el Nuevo Testamento que Jesús, ya resucitado, se apareció a sus discípulos en Emaús, a una decena de kilómetros de Jerusalén. En Torremolinos, allá por el año 1997, tres personas decidieron unir sus caminos y «renacer» a la «beneficiencia» con un colectivo que tomaba el nombre de esa localidad para saciar el hambre a los más necesitados mediante la apertura de comedores sociales. Antonio Abril de Toledo, de 73 años, preside la Fundación Social Emaús a la que se le ha encomendado la gestión del recién inaugurado primer comedor municipal de Vélez Málaga. Es el tercero de carácter benéfico que coordinan en la provincia.

¿Cómo nació la asociación?

El Señor un día nos puso en contacto y aquí seguimos, 16 años después, con la ilusión de siempre. Con este de Vélez Málaga son ya tres los comedores que gestionamos, con el de Torremolinos, el de la ciudad donde tenemos la sede, y el de Estepona. Hay otros dos en la provincia de Granada. Y confiamos en que pronto pueda haber un nuevo comedor también en Málaga. Sería el cuarto de esta provincia.

En estos tiempos de crisis, ¿la falta de recursos les ahoga o es mayor la solidaridad de quienes pueden prestar su ayuda?

Nosotros dependemos directamente de la providencia, que es muy rica. Dios es muy grande y aunque los recursos los tenemos superescasos, somos conscientes de cuál es nuestra función. Si hubiera posibilidades grandes, de poder disponer de mucho, nos diríamos que qué chiste tiene esto. Si las cosas no tienen trabajo, no tienen mérito a los ojos de Dios.

¿Cuándo se empezó a trabajar para hacer realidad este nuevo comedor social de Vélez Málaga, situado curiosamente en la calle Esperanza?

Su creación ha tenido un proceso rapidísimo. Porque comenzó en junio del año pasado. Tengo que reconocer que ya habían hablado conmigo anteriores corporaciones municipales de Vélez Málaga. Cuando vino a hablar conmigo la actual concejala le indiqué que todo lo que me había dicho estaba muy bien. Pero que no iba a hacerle caso porque era la quinta vez que venían a por mí y luego no se hacía nada. Algún dirigente veleño me había planteado que si los comedores sociales eran de la época de Franco. Y yo les respondía que si la gente tiene hambre, tiene hambre. Sea quien sea el que gobierne, sea fascista o comunista. Hasta que no vi que el gobierno actual, con sus cargos de confianza y concejales, cedía la paga de Navidad, no empecé a estar convencido de que efectivamente estos políticos eran diferentes. Luego encontramos que el local lo cedía Cajamar y que también se unía al proyecto la Agrupación de Cofradías veleña. Pero queda mucho por delante. Hace faltan muchas manos. El comedor es del pueblo, para la gente del pueblo y llevado por ella.

¿Con qué base cuentan en términos de personal?

En Málaga y Granada tenemos un total de 50 personas consagradas. Alguna incluso residiendo en California. Son la base. Desde 10 euros mensuales se puede colaborar con dinero. Y también puede prestarse ayuda de otra manera, aportando sus manos a nuestro día a día. En Vélez tenemos a cuatro o cinco empleados que en este comedor son la base. Se encargan de coordinar a los voluntarios que vayan llegando y en todo momento están en contacto con el Ayuntamiento, que es el que coordina la lista de personas beneficiarias de nuestro comedor. Desgraciadamente hay personas abusonas que pueden ir a los siete Cáritas a por alimentos. El hecho de estar coordinados por Servicios Sociales evita que haya ese tipo de abusos.

¿Está satisfecho en general de la solidaridad que reciben?

Los españoles somos solidarios. Pero son más solidarios los pobres que los ricos. Éstos no saben lo que es pasar hambre. Y es que vivimos en unos tiempos singulares. Sufrimos una crisis importante, pero hay parados que viven como marqueses. Los ves a todos con coche y móvil; y a los hijos sin dejar de pedir y pedir a los padres. A unos padres que no dejan de darles caprichos. La crisis tan espantosa que tenemos lo es de personalidad. Si no tienes no puedes seguir gastando.

¿Qué va a recibir de ustedes el beneficiario del comedor?

Comida: desayuno y almuerzo con dos platos y postre. Pero también cariño. La persona mayor tiene que sentir también atención.