El Ayuntamiento veleño apoyará al Real Aeroclub de Málaga en sus aspiraciones para excluir a la comarca de la Axarquía de la zona de control aéreo (CTR) del aeropuerto de la capital malagueña y permitir así la creación de un espacio para saltos en paracaídas y la apertura de las instalaciones del aeródromo Leoni Benabú de Vélez Málaga a aviones ultraligeros y otras actividades complementarias. Así lo remarcó ayer el alcalde, Francisco Delgado Bonilla, justo después de que se decretase el cierre cautelar del aeropuerto veleño al tráfico de «vuelos acrobáticos».

Después del fallecimiento este pasado viernes de dos personas en un nuevo accidente de avioneta en las inmediaciones del aeródromo de la capital axárquica, el regidor recibió ayer al presidente del Aeroclub que lo gestiona, Gonzalo Figueroa, y a su tesorero, Juan Checa. En un encuentro que se celebró en el Consistorio con la asistencia también del primer teniente de acalde, Manuel Gutiérrez, se remarcó que la seguridad está garantizada «por completo» en un complejo aéreo que ha funcionado «con absoluta normalidad desde 1995».

Figueroa explicó que, aún con la cautela que impone la falta del informe de este último siniestro con víctimas, en el «historial público» de accidentes en las cercanías de este aeropuerto el error humano aparece durante la última década como «causa fundamental» en la inmensa mayoría de los casos. El representante de un colectivo que actualmente agrupa a cerca de 200 pilotos o propietarios de aeronaves remarcó, además, que en la empresa de publicidad encargada de los vuelos comerciales con carteles «nunca ha habido incidentes», como «tampoco los ha habido entre la flota de aeronaves con sede permanente en el aeropuerto». Los siniestros documentados «corresponden a los vuelos privados ajenos al club».

En cuanto al cierre de las pistas a los vuelos acrobáticos, la medida tiene un carácter provisional «hasta que convoquemos próximamente una asamblea extraordinaria de socios y decidamos las medidas a tomar con el consenso de todos». Figueroa explicó que el cierre se podrá levantar o no «una vez se eleve un informe técnico y se pueda contar con la colaboración de Aviación Civil».

Delgado Bonilla reconoció que existe en la actualidad un «vacío legal en España respecto a cómo se deben desarrollar los vuelos de carácter acrobático». Y reconoció la alarma social creada durante estos días con la muerte de dos personas, una de ellas, el piloto, campeón de España de vuelos acrobáticos.

«Lo cierto es que recibimos en el Ayuntamiento quejas y en ningún caso se basan en la siniestralidad del aeropuerto, sino en las molestias que les produce a algunos vecinos de la zona el ruido o puntualmente algún vuelo a baja altura», manifestó el regidor.

Gonzalo Figueroa agradeció el apoyo al Consistorio tras este incidente, así como por la predisposición a que el Gobierno central pueda modificar próximamente el ámbito del CTR de Málaga, «el más grande del mundo, porque comprende cinco o seis millas marítimas y una extensión que incluye el Faro de Torrox y hasta Puerto Banús». De reducirse tan amplia franja sometida al control aéreo, «Vélez Málaga podría convertirse en un destino ideal para la práctica del paracaidismo, con los importantes ingresos económicos que esta actividad ya representa para otros destinos españoles».

Pioneros en España. Andalucía, y más concretamente el enclave sevillano de Tablada, es pionera en la disponibilidad de espacios reglamentarios para saltos deportivos en paracaídas. El Real Aeroclub de Málaga confía en que abrir un espacio para esta disciplina en la comarca de la Axarquía respondería a multitud de peticiones de carácter histórico que se acumulan «procedentes hasta de diversos países europeos». De hecho, las instalaciones de Sevilla se han convertido en base permanente hasta para un club británico de paracaidismo.

Esta variante, junto a la de los vuelos de ultraligeros, reforzaría al aeródromo veleño como uno de los más actividad del país, debido a que en la actualidad operan en sus pistas dos escuelas de pilotos de Málaga, además de la perteneciente al Real Aeroclub, varias empresas comerciales y más de 170 integrantes del propio club. Figueroa remarcó ayer que la medida de suspender cautelarmente los vuelos acrobáticos tiene un carácter excepcional. «De hecho es la primera vez en casi dos décadas que se toma tal decisión. Y entra dentro del análisis de las causas de este último accidente».