La detención de la presunta asesina de Dolores R. V., la mujer de 69 años degollada en diciembre en el paseo marítimo de La Cala del Moral a plena luz del día, ha puesto fin a la compleja investigación de la Guardia Civil que finalizó ayer con la confesión del crimen de Asunción M. N., de 60 años, cuya vivienda de Rincón de la Victoria fue registrada de arriba a abajo por la Guardia Civil durante seis horas. El objetivo, hallar más indicios de los que ya tenían los investigadores antes de pegar en la puerta de la sospechosa y mostrarle una orden judicial.

Según ha podido saber La Opinión de Málaga, entre las bolsas que los agentes del Laboratorio de Criminalística se llevaron se encuentran joyas y varias prendas, algunas de las cuales podrían coincidir con las descritas el día de los hechos por varios testigos que vieron huir a una mujer tras la agresión. Sobre las 12.40 del 18 de diciembre, varios testimonios coincidieron en que la agresora era una mujer mayor de melena corta que vestía ropa verde. Sin embargo, fuentes cercanas al caso explican que lo que realmente llevó a los investigadores hasta la detenida fue el minucioso análisis del entorno social y profesional de Dolores, que se dedicaba a la compraventa de alhajas, y las huellas y ADN encontrados en varios puntos de la escena del crimen, que abarcó desde el lugar en el que la víctima fue degollada hasta el contenedor de basura en el que se encontró su bolso manchado de sangre.

Puesto que la fallecida era vecina de Málaga capital, los investigadores siempre se inclinaron por que su presencia en La Cala del Moral fuese por motivos profesionales, por lo que las pesquisas se centraron en personas de Rincón de la Victoria que pudieran tener relación con ella. Una de ellas era Asunción, con una vida aparentemente normal dentro y fuera de casa, donde vivía con su marido y uno de sus hijos. Al no tener antecedentes penales, las alarmas de las bases de datos de ADN de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no saltaron, pero al Grupo de Homicidios de la Guardia Civil le chirrió la elevada deuda que tenía con la fallecida, alrededor de 5.000 euros, por la compra de varias joyas que al parecer nunca llegó a abonar a pesar de la insistencia de la fallecida.

Desde que la detenida se convirtió en el primer objetivo de los investigadores, su principal hipótesis es que la imposibilidad de afrontar la deuda pudo ser el detonante de un ataque que no fue producto de un arrebato, sino de un plan «estudiado con precisión y ejecutado con una gran frialdad». Además, a los agentes les llamó poderosamente la atención durante las pesquisas que la sospechosa nunca utilizara un teléfono personal en beneficio de las cabinas públicas y que siempre actuara jugando al despiste, «como si tuviese la impresión de que estaba siendo vigilada», añade una fuente de toda solvencia.

Aunque las mismas prefirieron no hablar al respecto, todo parece indicar que las muestras de ADN tomadas a la sospechosa durante la investigación coincidieron plenamente con las recogidas el día de los hechos en la escena del crimen. Fue entonces cuando la Guardia Civil, con la pertinente autorización judicial, puso fecha al registro de ayer, que comenzó a las 8.00 horas de la mañana y concluyó minutos antes de las 14.00 en el número 4 de la avenida del Mediterráneo de Rincón de la Victoria.

Durante las primeras cinco horas y media, la sospechosa fue testigo de la intervención policial en la propia vivienda, situada en la primera planta, mientras que los últimos treinta minutos los vivió en el sótano del edificio para que presenciara el registro de su trastero. A continuación, los agentes del instituto armado le comunicaron que estaba detenida y, tras leerle sus derechos, la introdujeron en un vehículo policial que le esperaba en la calle. Antes de entrar en el coche, la arrestada, con la cara tapada con una chaqueta, tuvo que andar una veintena de metros en los que fue duramente increpada por decenas de vecinos que esperaban en la calle. Posteriormente, fue trasladada hasta la Comandancia de la Guardia Civil de Málaga, donde los agentes continuaron con los interrogatorios y las correspondientes diligencias.