­ Con dos semanas de adelanto respecto a la campaña de 2013, la comarca de la Axarquía inició a principios de mes uno de sus rituales más añejos. Cada mañana, en las escarpadas laderas que circundan municipios como El Borge, Almáchar o Cútar, cuadrillas de hombres y animales inician una dura jornada de trabajo bajo el abrasador sol de agosto para recolectar uno de los frutos más preciados del campo malagueño: su famosísima uva moscatel. Dado que buena parte de los viñedos de la comarca (que concentra el 65% de las 3.000 hectáreas de vid de la provincia de Málaga) está situada en pendientes con una media de entre el 40 y el 60%, ninguna máquina puede acceder a ellos para transportar la uva desde el campo hasta el lagar, lo que hace que las mulas, compañeras de fatigas de los hombres del campo durante siglos, sigan siendo aquí imprescindibles.

Como contrapartida a este esfuerzo, que convierte a esta vendimia en una de las más singulares de Europa, las uvas extraídas de estas tierras son de una excelente calidad, con una alta concentración de azúcares, fruto de las condiciones extremas en que crecen, y sirven para elaborar vinos que llegan a consumidores de medio mundo. Así lo explicó Rebeca Campos, directora de marketing del Grupo Jorge Ordóñez, líder español en bodegas boutique, que, con los 375.000 kilos de uvas que espera recolectar en esta campaña, elaborará unas 300.000 botellas de sus afamados vinos. El grupo bodeguero anunció ayer que reforzará la venta de sus vinos en Europa, al tiempo que potenciará la comercialización directa de sus caldos en España, explicó Campos.

En la vendimia lleva trabajando toda su vida José España, vecino de Almáchar que, en un respiro entre viaje y viaje arriba y abajo de la ladera, nos hablaba ayer de la «dureza» de una labor «que aquí es mucho más trabajosa que en los sitios llanos, porque aquí no sirven las maquinarias». Una labor que requiere una atención constante durante todo el año y que, además, cuando llega la época de cosechar, ha de hacerse con mucha lentitud. «Aquí se pegan un día entero trabajando tres hombres y una bestia, y para cortar mil kilos de uva hay que espabilarse», aseguró.