El vicepresidente primero de la Fundación Cueva de Nerja, José Alberto Armijo, y su gerente, Ángel Ruiz, han recibido a los descubridores de esta cavidad situada en este municipio malagueño con motivo de la conmemoración del 56 aniversario de su hallazgo.

Francisco Navas, José Torres y los hermanos Miguel y Manuel Muñoz han acudido a la gruta acompañados por sus esposas, así como por la viuda y el hijo del descubridor fallecido José Luis Barbero.

Los protagonistas del hallazgo, que desde hace años se reúnen este día en la cavidad para recordar el acontecimiento, han informado de que van a seguir realizando visitas a los centros educativos para trasladar a los estudiantes la importancia de la gruta, en unas actividades organizadas por la Fundación Cueva de Nerja y coordinadas por Rubén Barbero, hijo del único descubridor fallecido.

Armijo, en su doble responsabilidad como vicepresidente de la entidad y alcalde de Nerja, ha puesto en valor la celebración del aniversario del descubrimiento y la deuda permanente que tiene el municipio con los descubridores, indicando que "debemos darle importancia a una fecha clave para lo que ha sido el devenir y el futuro económico y turístico de nuestro pueblo".

PRESIDENCIA DE LA FUNDACIÓN

Asimismo, ha reivindicado su apuesta por que la Presidencia de la Fundación recaiga en el alcalde del municipio --actualmente corresponde al subdelegado del Gobierno--, "independientemente de que sea yo u otra persona", al tiempo que ha trasladado a las administraciones que forman la institución la necesidad de alcanzar dicho acuerdo.

El 12 de enero de 1959 cinco jóvenes se adentraron por la torca de la mina del cementerio, siguiendo a una bandada de murciélagos que salían de una estrecha grieta de la pared de esta cavidad. Dicha hendidura les condujo hasta un estrecho pasadizo, denominado desde entonces Conducto del Descubrimiento y que desembocaba en la que hoy se conoce como Sala de la Cascada o del Ballet.

Impresionados tras iluminar con su linterna la gran maravilla geológica que constituía ese espacio inicial de la gruta nerjeña y mientras oían el batir de alas de miles de murciélagos que los acompañaban en su aventura, una mezcla de temor y emoción les embargaba. No tardaron en alcanzar nuevos rincones y tomar conciencia de la importancia de su hallazgo.

En este punto, avanzaron hasta llegar a la Sala de los Fantasmas, donde descubrieron dos esqueletos humanos. El miedo les hizo abandonar aquí su aventura. Días más tarde, regresaron a la gruta, esta vez acompañados por dos de sus maestros, quienes dieron fe de la veracidad del descubrimiento.