La Fiscalía de Violencia de Género de Málaga ha presentado un escrito de conclusiones provisionales contra un hombre de 40 años, Miguel M. A., que asesinó a su novia, Ana María Márquez, de 131 puñaladas, en la vivienda que ella tenía en Torrox. El crimen, que ocurrió el 8 de agosto de 2014, tuvo una gran repercusión porque la fallecida dirigía el Museo de las Cuevas de Nerja.

Según consta en la calificación fiscal, que adelantó ayer La Opinión de Málaga en su edición digital, el acusado mantenía una relación con Ana María. Así, en la noche del 7 de agosto de 2014, el acusado tuvo «un primer altercado a voces» con la víctima, en el domicilio que ella tenía en una urbanización de Nerja.

Entre las seis y media y las siete de la mañana volvieron a discutir, y otra pelea se inició a las once menos diez. Ambos eran cordobeses y el acusado pasaba unos días en casa de su pareja. En esta ocasión, las palabras fueron muy violentas. «En un momento de la discusión, el acusado, plenamente consciente de sus actos, cogió una botella de vino y, de manera sorpresiva, se le abalanzó por la espalda a Ana María, que estaba desprevenida, y la golpeó con la misma en la zona posterior de la cabeza, rompiendo en el golpe la botella», dice la fiscal en su escrito de conclusiones.

La mujer, que estaba aturdida por el golpe y que no podría evitar nuevas embestidas, vio cómo el acusado cogía un cuchillo de cocina y le decía despectivamente: «Ya no quieres pelea, ¿verdad?». Luego, la agarró por el pelo, «la arrastró hasta el cuarto de baño anexo al dormitorio de la casa, arrancándole con ello muchos mechones de pelo, y, mientras ella lloraba y gritaba pidiendo socorro, comenzó a apuñalarla en el lado izquierdo del abdomen». Acto seguido, continuó acuchillándola «en numerosas partes del cuerpo, para posteriormente tirarla de espaldas dentro de la bañera, y continuar agrediéndola con el cuchillo», relata la Fiscalía de Violencia de Género.

El acusado le clavó el cuchillo hasta en 131 ocasiones que, por su ubicación y circunstancias, «no buscaban más que aumentar el sufrimiento de la víctima, que nada pudo hacer por defenderse».

Cuando los agentes de la Guardia Civil llegaron, el procesado estaba en la puerta del baño y, en plenas facultades, fríamente, les manifestó: «Ahí está, ya lo he hecho». Asegura la fiscal que «llegó a ser insolente con los funcionarios a la hora de su detención». El encausado tenía lesiones incisas en la mano.

La mujer sufrió múltiples heridas incisas e inciso penetrantes en el cuello y el tórax, «algunas de las cuales seccionaron vasos sanguíneos y que producen una salida de sangre incompatible con la vida».

Desde julio de 2013, el acusado tenía con la víctima «reacciones violentas y exageradas ante cualquier desencuentro en la pareja, que dieron lugar a que, en ocasiones, la agrediera tirándole del pelo y mordiéndole en la nariz». La fiscal reclama 25 años de cárcel por asesinato y otros tres por maltrato habitual, así como 120.000 euros para el hermano de la víctima.