­Muchas menos uvas, pero con la calidad necesaria para propiciar el mejor moscatel de estos últimos años. Así resumen algunos de los más prestigiosos empresarios vitivinícolas de la Axarquía cómo se presenta la próxima vendimia. Los dos días de intenso calor registrados a principios de julio han reducido en un 45% la producción. Sin embargo, el precio de los vinos no aumentará, debido a que cada vez se comercializan menos pasas y la cantidad de materia prima para los caldos está más que garantizada, como explica el alcalde de Moclinejo, Antonio Muñoz (PP).

Este regidor pertenece a la saga de su municipio que más lejos ha logrado llevar el moscatel: Bodegas Dimobe exporta parte de su producción más cualificada a países como China o Sudáfrica. «Ha mermado mucho la uva, por los días de terral que hemos tenido. Hay fruta quemada y en general tenemos bastante menos cantidad en kilos. Pero no creo que vayamos a tener que aumentar precios en el vino», remarca.

También se han referido a estas circunstancias meteorológicas empresarios de Torrox, Cómpeta o la capital axárquica, Vélez Málaga, más que satisfechos por los éxitos de los caldos malagueños en los últimos certámenes internacionales. Explican que Bodegas Ordóñez o las propias Dimobe han tirado del carro para permitir que otras firmas locales se adentren en la alta gastronomía española, e incluso fuera de las fronteras del país.

Por su parte, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Málaga acaba de culminar una serie de visitas a fincas de la comarca de la Axarquía, donde pudieron constatar que las altas temperaturas por la ola de calor «han provocado daños superiores al 50 por ciento en el viñedo».

Viñedos de más de un siglo

En la zona de la Axarquía, se dedican al cultivo del viñedo cerca de 2.0000 hectáreas de superficie, con una producción media de 4.750 toneladas métricas de uvas, destinadas a consumo en fresco apenas un 5%, el 40% a vino y el resto, algo más de la mitad, aún se comercializan como pasas.

UPA explicó hace unos días en un comunicado que que la zona presenta, como característica fundamental para justificar la calidad de la producción en esta parte de la provincia, «pendientes medias superiores al 45 por ciento, escaso suelo, y por tanto escaso poder de retención de agua».

Otro aspecto que diferencia estos viñedos es su antigüedad: en muchos de los casos se acerca a los 100 años. Dichos factores provocan que «cualquier alteración» en las condiciones climáticas de la zona afecten de manera significativa al cultivo. Así, tras una primera valoración, los daños por el calor se estiman en un 50 por ciento de la cosecha de uvas, bien destinadas a consumo en fresco, «destinadas a vino, o dedicadas a pasas, ya que estas altas temperaturas, sobre todo las sufridas el 7 de julio, han provocado la deshidratación del racimo, produciéndose una pasificación, que terminará con la pudrición del mismo».

Estas altas temperaturas no son nuevas en la Axarquía: pues se conocen como «agraces meteorológicos» entre los agricultores. La uva con esos registros próximos a 40 grados se deshidrata, y como consecuencia de ello se pasifica rápidamente sin madurar, perdiendo su valor comercial -en el porcentaje de la cosecha ya reseñado-, como señalan los técnicos.