Antonio Osores era ayer un hombre tremendamente feliz. Le había salvado de manera heroica la vida a uno de los miles de bañistas que a diario toman las playas de Torre del Mar y su entorno. «Lo que me encontré pondría nervioso a cualquiera, porque se trataba de un hombre mayor que estaba ya sin fuerzas. Pero el agua estaba muy tranquila y logré sacarlo hasta la orilla».

El operario, con la ayuda de otros compañeros, cuenta que empezó a realizar las labores de reanimación. «No dejé de tomarle las pulsaciones. Lo pusimos de lado para que expulsara el agua y se fuese poniendo bien, hasta hablar».