Gustavo Sánchez, el hombre de 37 años que este pasado lunes permaneció durante casi cinco horas atrincherado en una cafetería del núcleo de población de Torre del Mar, en el municipio malagueño de Vélez-Málaga, ha asegurado que lo hizo movido por "la impotencia" ante "las injusticias" que, según ha afirmado, está sufriendo en el litigio que mantiene con la comunidad de propietarios del edificio bajo el que se sitúa el bar.

Sánchez, al que se le ha impuesto una multa de ocho meses y un día, a razón de seis euros diarios, lo que hace un total de 1.446 euros, por un delito contra el orden público, ha explicado a Europa Press que sus problemas con la comunidad se prolongan desde hace más de una década.

Así, ha relatado que, fruto de los pleitos con los vecinos, tuvo que cerrar una terraza acristalada con la que contaba el establecimiento, aunque luego comprobó que, según las escrituras, no estaba obligado a hacerlo, "y ahora dicen que me quieren embargar el local, dicen que debo cinco años de cuotas, cuando en realidad no debo nada, y puedo demostrarlo".

Las discrepancias sobre la titularidad de los terrenos de un parque situado a espaldas del establecimiento es otro de los conflictos en el que se siente agraviado, pues "ahora nos quieren cerrar la puerta y la ventana que dan a la antigua terraza, porque dicen que es una zona común, cuando todos los locales que hay tienen también por detrás sus puertas y sus ventanas".

Estos dos casos, unidos a otras cuestiones como las dificultades para acceder al libro de actas, la negativa a informarle sobre una carta de Hacienda recibida recientemente por la comunidad o la anulación de un juicio que, según ha relatado, ganó, "pero lo anularon alegando que el taquígrafo no lo había grabado correctamente, y a partir de ahí todos los juicios han sido perdidos", llevaron al hombre a optar por encerrarse en el bar.

"Lo que me llevó a hacer lo que hice fue la impotencia de saber que la comunidad está haciendo cosas a mis espaldas. La impotencia y la desesperación me hacen venirme el lunes aquí a encerrarme para que por lo menos todo el mundo sepa qué está pasando", ha manifestado.

Respecto a las horas que pasó atrincherado, ha detallado que, dado que se trata de un local "en el que he nacido y me he criado, y que conozco como la palma de mi mano", inicialmente se sintió "como en casa", aunque a medida que pasaron las horas y la presencia policial aumentaba "empecé a sentir miedo".

"Hacía mucho calor, y cuando empecé a mirar por la mirilla y veía tanta policía y tanta escopeta, empezó a darme miedo. Me llamó algún familiar diciendo que estaban ya los GEO, que saliera, a ver si me iban a dar un tiro. Me puse en un rincón y desde allí hablaba con la Policía", ha señalado.

Sánchez ha destacado el "fantástico" trato que le dispensaron los agentes, en especial "una policía, que no era negociadora, y que no paró de hablar conmigo y se portó de maravilla". "Al final, ya cuando la Policía me tenía casi convencido de salir, un amigo de la infancia me dijo que mi madre, que es mayor y a la que hacía mucho tiempo que no veía, estaba arriba, y ya me vine a bajo, no me lo pensé y salí", ha rememorado.

El hombre, que ha reconocido que lo vivido en la jornada del lunes "fue duro, sobre todo cuando estuve en la Comisaría detenido", ha mostrado su esperanza de que "por lo menos se sepa esto y alguien me quiera echar una mano y vea las injusticias que están pasando aquí".

"Es lo único que pido, que no me hagan más daño. Yo, si puedo ayudar a alguien le ayudo, y esta gente va nada más con la ambición de intentar quedarse con todo. Sólo pido que me dejen tranquilo ya. Yo no tengo nada con nadie, no quiero problemas, sólo quiero vivir tranquilo. Necesitaríamos un buen abogado que nos ayude y que saque todo esto adelante. Es lo único que quiero, que toda la verdad se sepa", ha finalizado.