­Un grupo de investigadores dependientes de la Universidad de Málaga y del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea de la finca pública La Mayora, adscrita al organigrama del CSIC, ha abierto lo que podría ser una primera vía de combate contra la malformación del mango.

De momento, el avance principal, que ya aparece en publicaciones de carácter científico, es la ansiada identificación de los hongos que generan dicha enfermedad. En colaboración con otros estudiosos de países como Israel, Japón o Estados Unidos, se ha añadido una segunda especie, el hongo fusarium tupiense, al fusarium mangiferae, de origen asiático, que ya fue descrito por investigadores de La Mayora hace ahora tres años.

Miguel Gutiérrez, presidente del colectivo nacional de productores de frutas subtropicales que posee su sede en Vélez Málaga -el municipio de España con una mayor producción de aguacates y de mangos-, reconoce que la malformación «es una enfermedad cada vez más significativa en las fincas de la comarca». Destacó ayer que los efectos de los hongos son además «bastante dañinos, porque la flor del mango ni siquiera llega a cuajar», explica.

El hongo identificado ahora se ha logrado detallar en Senegal y Brasil y, según explican los científicos, ha aparecido en «dos tercios de las plantas enfermas», de manera que se constata que es el que se ha empezado a propagar de manera más activa en la Axarquía.

Otros avances científicos. En base a otra línea de investigación divulgada ayer, los investigadores malagueños han logrado publicar la secuencia completa del genoma de la bacteria que causa la necrosis apical del mango, una enfermedad que tiene una menor incidencia en la provincia, según los propios productores. No obstante, la satisfacción es rotunda, al entender los propios agricultores que en un futuro podría generar los daños que ahora ya producen los hongos ya reseñados.

Este otro trabajo se ha desarrollado en colaboración con el Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas (CBPG) de Madrid. En la información facilitada por los científicos que trabajan para el CSIC y la UMA se aclara que se ha analizado al detalle el genoma de «la cepa modelo de la bacteria», así como su «virulencia en el mango».