El Gobierno de Hamburgo se había apresurado a apuntar a la empresa Frunet S.L. como la comercializadora desde la que había partido una partida de pepinos contaminados por la bacteria intestinal E. coli. Sin embargo, después de análisis que tardaron en hacerse públicos varias semanas, la denominada crisis del pepino se saldó con una comunicación oficial relativa a que el foco de la infección estaba situado en la Baja Sajonia.

En dicha explotación se determinó que unos brotes de soja eran los causantes de la alerta sanitaria. Pero además se especificó que los mismos habían sido importados desde Egipto. Los responsables de Frunet S.L. recurrieron a una empresa alemana para demandar a las autoridades teutonas y reclamar 2,3 millones de euros. La primera batalla judicial ya está ganada.