El jurado popular ha declarado por unanimidad culpable de asesinato al hombre acusado de acabar con la vida de su novia, que era directora del Museo de Nerja, en agosto de 2014, a la que causó 131 heridas con un cuchillo, tras golpearla con una botella, según han informado fuentes del caso.

Además, se le ha declarado culpable de un delito de malos tratos. El veredicto se ha leído en la tarde de este jueves y, según han indicado a Europa Press las fuentes, los jurados han estimado las agravantes de alevosía, ensañamiento y parentesco, planteadas por las acusaciones.

Tanto la Fiscalía como la acusación particular y la Junta de Andalucía acusaban al hombre por los delitos de asesinato y malos tratos habituales, solicitando 28 años de cárcel.

Según las acusaciones, el procesado y la víctima tuvieron un primer altercado el día anterior en el domicilio de la mujer en Torrox (Málaga) y el día de los hechos, el hombre, que era consciente de sus actos, volvió a discutir esta vez de forma "más violenta" y cogió una botella de vino y la golpeó por detrás en la cabeza.

Entonces, cogió un cuchillo y "mientras le decía despectivamente: ¿ya no quieres pelea, verdad?, la agarró por el pelo", la arrastró hasta el cuarto de baño y le clavó el arma "hasta en 131 ocasiones", causándole heridas que "no buscaban más que aumentar el sufrimiento de la víctima", que falleció en el lugar.

El acusado declaró que no recordaba cómo ocurrieron los hechos, tan sólo que se intentó defender de un supuesto primer ataque de ella, quitándole el cuchillo; algo que fue contradicho por los forenses por las heridas defensivas que ambos tenían en las manos. Además, pidió perdón y expresó arrepentimiento y rechazo "a estos delitos". Dijo que había consumido mucha cocaína y alcohol.

Los forenses que realizaron la autopsia a la mujer declararon que ésta murió posiblemente con dosis de sufrimiento "casi inhumano" y concluyeron que el conjunto de heridas que presentaba demuestran "saña" en hacer "un daño innecesario", pues todas fueron hechas estando la víctima viva, incidiendo en el "dolor moral de la persona que sabe que va a morir".

Respecto al acusado, los forenses, psiquiatras y psicólogos --algunos lo trataron antes de estos hechos-- que le han examinado coincidieron en que el hombre tenía "trastorno depresivo", pero no síntomas de psicosis ni enfermedad mental. Además, lo encontraron "tranquilo, frío", lo que contrasta con un supuesto consumo abusivo de cocaína y alcohol y calificaron su arrepentimiento de "egoísta".