­El puerto pesquero de Caleta de Vélez seguirá un año más en el podio de los más productivos de Andalucía y ya acumula varios ejercicios como el que lidera la tabla autonómica entre los situados en el Mediterráneo. Parte del éxito de este ya histórico 2015 hay que buscarlo en las extraordinarias capturas de sardinas. En este último semestre del ejercicio, a los 16 barcos de cerco que hay censados se les han llegado a unir durante semanas otros 15 procedentes de puertos de Granada, Almería e incluso de Barcelona.

El patrón mayor en funciones, Juan Antonio «Kiko» Martín, señala que como prueba de este auténtico fenómeno hay que destacar la falta de hielo que se registraba el pasado verano: «Tuvimos que ir a Motril o Estepona porque faltaba. Y eso que nuestra fábrica produce unas dos toneladas a la hora».

¿Qué ha pasado para que Caleta de Vélez se convierta en un nuevo paraíso para la pesca de la sardina? Martín expresa que a la tradicional demanda de la sardina mediana para espetos, hay que añadir el fenómeno de la «sardina gorda», muy apreciada desde siempre en otras regiones españolas. «Lo que ocurre es que Mercadona ha empezado a comercializarlas en filetes, con dos factorías que tiene en Zaragoza y Cádiz, y ahora estamos recibiendo barcos desde todos los territorios del Levante».

La Junta de Andalucía ya destacó hace unos meses los importantes números de estas instalaciones portuarias de la Axarquía: en 2014 se desembarcaron 5,79 toneladas en esta lonja, que tuvieron un valor en el mercado de 10,9 millones de euros. Hasta 83 barcos están dedicados en Caleta de Vélez al cerco, las artes menores y el arrastre, según los datos oficiales.

El drama de los precios en origen

No obstante, algunos de los armadores recuerdan que allá por el año 2000 había un total de 24 arrastreros y ahora apenas queda la mitad. Los trabajadores vuelven a demandar una mejor regulación de los precios en origen. Al igual que ocurre en agricultura, las subastas son a la baja. En este sentido, «los corchos de sardinas, que tienen de seis a ocho kilos, se están llegando a vender a un euro o a euro y medio», denuncian.