­Más de 6.000 personas participaron ayer en la undécima edición del Día de la Cereza en Alfarnate, municipio axárquico que puede presumir de tener el casco histórico a más altitud de toda la provincia. La jornada festiva se ha adelantado en esta ocasión una semana, respecto a lo habitual en años anteriores, a raíz de la celebración de los próximos comicios generales.

A las 11.00 de la mañana empezaron las degustaciones y las visitas a los expositores, donde los asistentes también pudieron adquirir auténticas joyas artesanales. Posteriormente, pasadas las doce del mediodía, el delegado territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta, Francisco Javier Salas, pronunció un pregón repleto de elogios hacia un pueblo que ha sabido renovarse y convertirse, gracias al cerezo en flor, en lugar de peregrinación hasta para residentes y turistas japoneses.

Las palabras del representante de la administración autonómica dieron paso al reparto de distinciones, en esta edición para «Sabor a Málaga» como Mejor Entidad Colaboradora con Alfarnate; o para el Consorcio Parque Maquinaria de Municipios de la Zona Nororiental de Málaga, como Mejor Entidad Colaboradora con el Desarrollo Rural.

Como novedad también hubo una Mención Especial, otorgada al joven emprendedor Víctor Meléndez Luque -por su iniciativa dentro del sector agrario-. Y asimismo se entregó el galardón al mejor expositor decorado de la anterior edición, entregado a Roscos Carreros de Alfarnate.

El alcalde, Salvador Urdiales, y el concejal de Cultura y Fiestas, Juan Jesús Gallardo, señalaron en el recinto recreativo de El Ejido que las cerezas se han convertido en un auténtico fenómeno social en la localidad y todo su entorno. Gallardo recordó que, como ya avanzó este periódico hace unos meses, la floración del cerezo ha dado pie a que grupos organizados visiten el municipio.

En este sentido, el regidor también remarcó el papel como motor turístico de esta fruta: «Es un orgullo para nuestro pueblo que vengan japoneses en las primeras semanas de la primavera para cumplir con su ritual de comer debajo de los cerezos en flor», argumentó.