«A poco que acompañen las lluvias y dejemos atrás estos dos años de sequía, con el gran trabajo que se está haciendo por parte de las bodegas para embotellar caldos de proyección internacional, estoy seguro de que la uva moscatel va a generar a medio plazo numerosos puestos de trabajo y una base importante para muchas familias de la comarca de la Axarquía». Lo expresa el alcalde de Moclinejo, Antonio Muñoz (PP), integrante de una ya larga saga de viticultores.

En efecto, el esfuerzo de los responsables de las bodegas axárquicas empieza a recoger sus frutos incluso fuera de España. Es el caso de Dimobe, en el propio municipio de Moclinejo; Bodegas José Molina, en Colmenar; o de Bodegas Ordóñez, en Vélez Málaga. Sus botellas tienen etiquetas de exportación, porque por avión o en barco ya sirven de guía sobre la extraordinaria calidad de las uvas moscatel o Pedro Ximénez recolectadas en la Axarquía.

Muñoz insiste en que las empinadas laderas donde se extienden los viñedos en Almáchar, El Borge, Colmenar, Cómpeta, Moclinejo o Iznate «son únicas en Europa». Es la clave para lograr una uva única, que además se sigue recolectando como hace siglos, «con animales de tiro, mulos, que mantienen en estado óptimo el producto hasta que llega a la bodega».

Acerca de la vendimia que está en marcha desde que arrancó este mes de agosto, el regidor de Moclinejo destaca la importancia de las lluvias del pasado mes de mayo, que han podido propiciar una óptima campaña, «similar en número de kilos a la del pasado año». Si no hubiese llovido a esas alturas del presente ejercicio, «la sequía hubiese sido muy dañina y para el producto final, el vino embotellado, hubiese podido faltar materia prima».

En este sentido, la proliferación de bodegas que obtienen nuevos caldos dulces y blancos a partir de la uva moscatel y Pedro Ximénez podría generar un fenómeno más que importante para el sector. «En dos o tres años, estoy seguro de que podrían hasta plantarse nuevas viñas, siempre que las lluvias acompañen y sigan aumentando los precios del kilo de uva», argumenta el alcalde.

Ya se pueden lograr durante la presente campaña cifras de hasta 80 y 90 céntimos por kilo, que en el caso de «uvas seleccionadas» pueden alcanzar el euro. Estos precios en la materia prima que termina convertida en vino son consecuencia directa del mencionado esfuerzo de productores y de bodegueros en la comarca de la Axarquía. Cada vez los caldos del litoral malagueño más oriental son más conocidos en los mejores fogones del país y propician un aumento del autoempleo, como señala el propio Muñoz.

Pilar económico complementario

La mayoría de las explotaciones dedicadas a la agricultura en la comarca de la Axarquía corresponden a un modelo de minifundio, consecuencia de la enorme fragmentación que caracteriza el campo en estos territorios. De esta forma, buena parte de las fincas tienen al frente a familias que disponen de distintas fuentes económicas para completar su salario.

La uva durante las últimas dos décadas han sufrido las consecuencias de cada vez menos pujante pasa elaborada en la Axarquía, principalmente en localidades como El Borge o Almáchar. «Pero afortunadamente, en las bodegas se ha empezado a enseñar al agricultor de la comarca que para hacer vino la uva tiene que tener la misma calidad que para la pasa y es algo muy positivo», dice Muñoz.