Iban a ser 300 pequeños Cervantes, escolares caracterizados hasta con caretas del autor de El Quijote, los que invitaran a chocolate y churros. Pero finalmente fue el inmortal escritor -un actor local- el que convidó a desayunar a los alumnos de Vélez Málaga que se acercaron hasta el antiguo Mercado Minorista de la plaza de San Francisco.

Para muchos de los invitados fue una forma excepcional de poder conocer las desventuras de Miguel de Cervantes Saavedra en la batalla de Lepanto o justo cuando, como recaudador real en la capital axárquica, fue ajusticiado por apropiarse de fondos ajenos. Relatan algunos cronistas que fue en la ciudad malagueña donde empezó a idear su universal obra. De hecho, Vélez Málaga aparece citada en uno de sus pasajes, como recordó ayer la edil de Cultura y Educación, la socialista Cynthia García.

La mañana comenzó de la mejor manera posible para los más pequeños: con una tarta que servía para festejar el cumpleaños de Cervantes, que este jueves hubiese cumplido 469 años de edad. El actor que le dio vida expresaba: «Podría resucitar ahora mismo, pero creo que estoy mejor muerto». Y se refirió a la incertidumbre que vive en la actualidad España.

En la tierra natal de la pensadora María Zambrano, este año se suceden las actividades conmemorativas del cuarto centenario de la muerte del autor de El Quijote. La actividad prevista ayer justo a las puertas de la Casa Cervantes, en la que se cuenta que llegó a estar alojado el autor mientras ejercía de recaudador, se trasladó a un enclave también con mucha historia. De hecho, el reseñado antiguo mercado será una sede permanente del sello Sabor a Málaga y servirá de eje del itinerario museístico que desde hace un lustro se ha configurado en la ciudad.