Los dos fallecidos al estrellarse ayer el ultraligero en el que viajaban en Vélez-Málaga e incendiarse el aparato eran «pilotos experimentados» y la autopsia practicada ayer a los cadáveres confirmó que se trata de un hombre y una mujer.

El accidente tuvo lugar poco antes de las 13:00 horas, cuando la aeronave se precipitó sobre una plantación de aguacates, anexa a la pista del aeródromo Leoni Benabú de la Axarquía, en el núcleo poblacional de El Trapiche.

Fuentes del aeródromo aseguraron a Efe que las dos víctimas eran «pilotos experimentados, con muchas horas de vuelo, sobre todo en el caso del hombre, que trabajaba como instructor».

Los resultados de las autopsias se remitieron al Juzgado de Instrucción número 1 de Vélez-Málaga y permitieron aclarar el sexo de una de las víctimas, un hombre de unos 40 años, que ayer no pudo ser determinado, debido a que los cuerpos habían quedado carbonizados.

Fuentes de la investigación informaron de que los fallecidos eran una mujer de 47 años que pilotaba la nave, de la que era propietaria, y un segundo cadáver, del que sólo se sabía que era mayor de edad. Las causas del accidente las concretarán la investigación que ya se ha iniciado por parte de los peritos de Aviación Civil, que han comenzado a estudiar el estado del fuselaje.

Carlos Sedano, responsable de comunicación del Real Aeroclub de Málaga, que gestiona el aeródromo Leoni Benabú de la Axarquía, manifestó a Efe que el ultraligero, del modelo Coyote, pertenecía a una empresa de Granada, de donde eran también los dos fallecidos.

Sedano indicó que las condiciones para volar ayer en el momento en el que se produjo el accidente eran «perfectas, porque unos minutos antes, un instructor lo había corroborado y el hecho de que hiciera frío incluso es más beneficioso para los vuelos». Declaró que al tratarse de un ultraligero, la tensión del pilotaje debe ser diferente a la que se tenga con una avioneta, porque son aparatos «más sensibles».