­Que las fallas de la provincia con más actividad tectónica se encuentren en la Axarquía se traduce en un mayor riesgo de sufrir un terremoto para la zona. La Diputación de Málaga ha editado, por primera vez, un mapa de peligrosidad sísmica para determinar cuáles son las zonas de peligro en la provincia. En colaboración con la Asociación Española de Ingeniería Sísmica, se ha dividido el territorio en tres zonas de riesgo, donde se ha situado a los municipios de la Axarquía como los más propensos a sufrir un terremoto. Como se aprecia en el mapa que acompaña la información, tanto las localidades de la Costa Oriental, desde el Rincón de la Victoria hasta Nerja, así como los pueblos del interior, se encuentran en la zona de mayor riesgo.

«Los indicadores nos dicen que hay 23 municipios en la Axarquía que son los más vulnerables», precisó el vicepresidente de la Diputación, Francisco Salado en rueda de prensa. Fue el encargado de presentar el estudio junto con el diputado de Sostenibilidad, Francisco Delgado Bonilla, y el vicepresidente de la Asociación Española de Ingeniería Sísmica, Ricardo García Arribas. Insistieron los responsables de la institución ayer en el factor preventivo a la hora de evitar grandes catástrofes provocadas por movimientos sísmicos y por ello Salado recomendó a los responsables de los diferentes municipios que incluyan el mapa en los respectivos planes de emergencia de ámbito local.

El riesgo, aunque existente, se reduce en la capital. Según García Arribas, en Málaga, la zona Oeste sería la más propensa a sufrir los daños provocados por un movimiento de tierra. La cercanía al agua hace que los suelos sean más blandos, por lo que los edificios son más propensos a sufrir posibles desperfectos. En este sentido, la Diputación anima a todos los municipios a que revisen las edificaciones y, si fuera necesario, plantear medidas para fortalecer las edificaciones. Siguiendo los criterios establecidos, los pueblos de la zona occidental de la provincia también tienen riesgos más bajos. Para ponderar el mapa, Salado recordó que las mediciones se han realizado con una normativa que es más exigente, lo que elevaría el nivel de vulnerabilidad sobre el papel. «Eso no significa que estemos con más peligro que antes, solo que los indicadores que marcan dicha peligrosidad son más rigurosos».

Quedó claro ayer que uno de los factores que incrementan el riesgo está, precisamente, en la parcela urbanística. Edificios mal apuntalados o casas sin cimientos adecuados son luego los primeros que se derrumban como un castillo de naipes ante el movimiento de las placas. García Arribas insistió en criticar la «falta de inteligencia» que ha reinado durante mucho tiempo a la hora de construir en la provincia. «Es, en gran medida, causante de que se produzcan catástrofes como la vivida en Lorca», aseguró. Sin alarmismos, el vicepresidente de la Asociación Española de Ingeniería Sísmica rebajó las posibilidades de que se produzcan seísmos similares a los vividos en Lorca o, este verano en Italia, aunque matizó que es algo que nunca se puede descartar del todo.

Fenómenos arbitrarios

El principal problema a la hora de prevenir terremotos, lo fijó García Arribas en la arbitrariedad de los mismos. «Hay que estar siempre en alerta porque no sabemos qué va a ocurrir. Los fenómenos naturales se comportan de forma caótica y es difícil predecirlos», consideró. La prevención sísmica pasa, según el experto en la materia, por hacer una radiografía de los edificios en los municipios para detectar los que más debilidades presentan. «Se ha estudiado y enseñado poco, y es algo que debería haberse trabajado en los colegios profesionales», dijo. En un tirón de orejas hacia las instituciones, manifestó que éstas tienen «la obligación moral» de tener en cuenta toda la información sismológica en la redacción de los planes generales urbanísticos, señalando que en el «PGOU de Málaga no se habla de sismos».