La temporada de la recolección del aguacate está próxima a su fin. Será histórica por muchos motivos. La provincia por primera vez ha roto la barrera de 200 millones de euros facturados en exportaciones de frutas subtropicales -la comarca de la Axarquía es líder europea en estas variedades-. Pero lo será también por los precios en origen que se han alcanzado en las últimas semanas, con hasta 4,50 euros por kilogramo de aguacate, y las restricciones en el suministro de agua para el regadío axárquico.

Los productores han puesto el acento en estos últimos días en todos estos detalles. Porque el sector del subtropical cada vez tiene más peso en las balanzas económicas comarcal y provincial, con la consiguiente petición de mayores inversiones públicas. Tanto se aporta como pilar a la economía, tanto se debe exigir, que plantean los más críticos. Lo cierto es que el aguacate está a punto de cerrar una campaña de récord. Y en buena parte se debe esta situación a la calidad de las aguas y a la óptima meteorología, con escasas heladas el pasado invierno.

Ya en febrero comenzó a experimentar un crecimiento importante el precio del kilo de aguacate. En esas fechas empieza a ser ya tradicional el masivo consumo de guacamole en Estados Unidos, gracias a las retransmisiones de la final de la Liga de fútbol americano. Esa importante demanda influye y mucho en los mercados de origen. España, y en concreto la Axarquía, no es ajena a este fenómeno.

Según explica el secretario general de Asaja en Málaga, Benjamín Faulí, es lógico que los agricultores, con estos precios sobre la mesa, pidan mejoras en las infraestructuras hídricas, tal y como el sector turístico, por ejemplo, impone la regeneración de las playas cada temporada, consciente de que la arena se la volverán a tragar los temporales.

«Con un año histórico en beneficios económicos, al agricultor en la Axarquía se nos ha planteado cortar un día por semana el suministro de agua. Pero en teoría la Junta pretendía ahorrar hasta un diez por ciento del agua embalsada, cuando la realidad es que en las dos primeras semanas hemos visto que apenas se ha llegado al tres por ciento. Por lo que nos comentan los propios agricultores, lo necesario es tener un solución definitiva la tema del suministro», alega.

Faulí lamenta que con lo que se ha hecho, como medida pionera a estas alturas del año, la situación de sequía y restricciones a partir del verano será inevitable. «Lo que hay que hacer es un trabajo serio, con la participación de la Consejería y de los regantes, porque si queremos mantener la agricultura en los términos de empleo y riqueza actuales, no podemos seguir poniendo parches. Queremos medidas estructurales», agrega.

Los sindicatos agrícolas proponen que se establezcan medidas de carácter urgente con beneficios a corto y medio plazo. También solicitan que se realicen los estudios oportunos para determinar, en caso de que se apueste por el uso del agua regenerada, qué variedades son sensibles a ese tipo de riegos. «Hay mucho trabajo por delante y no sólo ponemos estar pendientes de que llueva o no en las cabeceras de los ríos y embalses», finaliza el propio Faulí en nombre de su colectivo.