Cerca de 40 embarcaciones de distintas artes, en su mayoría correspondientes a la flota de cerco y a otras incluidas en el apartado de las consideradas como menores, sufren desde el pasado año el ataque masivo de delfines malayos. Las pérdidas son millonarias, según la Federación Provincial de Cofradías de Pescadores. Basta con contemplar el estado en el que quedaron las redes de un pesquero a la entrada del puerto de Fuengirola, hace escasas semanas.

El presidente de la Federación, Miguel Ángel Carmona, lo describe así: «En este caso, el 90% de las artes quedaron destrozadas y hablamos de unos 20.000 euros de inversión para adquirir otras nuevas». Para el portavoz provincial, consciente de la peculiaridad de este delfín, que está protegido, «lo lógico es que se establezcan ayudas, como las que ya existen en Italia, o las que reciben los ganaderos, cuando sufren ataques de especies en estado de protección, como es el caso del lobo».

Sólo en Caleta de Vélez, el puerto pesquero más productivo del Mediterráneo andaluz en el último lustro, una veintena de embarcaciones permanecen en jaque por la acción de los delfines.

La patrona mayor de la Cofradía de Pescadores de este recinto, Mari Carmen Navas, dio también detalles de lo que consideran un «verdadero calvario».

Al parecer, la mayoría de los casos que se producían hasta hace apenas dos años estaban localizados a una significativa distancia de la costa. «Pero ahora se han establecido en la Bahía de Málaga y no es nada fácil luchar contra los efectos que generan. Están muy organizados y los ataques se producen en equipo. Empieza uno de los delfines a golpear las redes y luego se suceden los ataques, por parte del resto, hasta generar un destrozo tremendo», relata uno de los afectados durante estos últimos meses.

Navas agrega que este delfín espera a que los barcos llenen sus redes de pescado y es, en ese momento, cuando se acercan para comerse la mercancía ya capturada. A los costes derivados de la adquisición de nuevas redes hay que añadirles, como inversión adicional, los jornales que en otros casos se destinan a repararlas.

«Es muy difícil saber a cuánto ascienden las pérdidas totales por campaña, pero le hemos trasladado ya a las autoridades competentes la situación y confiamos en que se ataje esta problemática de una manera eficaz. Hemos instalado aparatos para alejar a los delfines, pero no se ha obtenido el resultado esperado», alega Carmona. Estos mamíferos incluso han aprendido que dicho instrumental, que simula el sonido de las orcas, no supone amenaza alguna.