Para cientos de turistas que cada temporada eligen el hotel rural de Frigiliana en el que desde hace cerca de una década se gana la vida no deja de ser una camarera de piso como tantas. Sin embargo, algún que otro empresario nerjeño que mantiene inversiones en el Rif marroquí la ha identificado por la calle. Y es que Latifa Laaorussia, con decenas de discos publicados, es una de las grandes voces del folclore tradicional de Marruecos.

Ha actuado ante la realeza de su país y periódicamente regresa a su tierra de origen, llamada por el gobierno, para protagonizar especiales en televisión o participar en las galas más importantes. Aprovecha sus días de vacaciones para volver a Chauen, su pueblo natal, o cumplir con esos compromisos de carácter musical, pero Latifa reside desde hace más de diez años en España, y más concretamente en una localidad como Frigiliana.

«Aquí me siento desde el primer día como en casa. Porque la gente es muy acogedora y encima el pueblo se parece muchísimo a Chauen, el mío, pero las casas son blancas y no azules, como las de allí», relata en presencia de su hija menor. Tiene otra que ya se independizó y reside también en Frigiliana, mientras que en Marruecos se encuentran sus otros dos hijos.

Latifa tiene una espina clavada en su pueblo adoptivo: actuar en el Festival Frigiliana 3 Culturas. «Es lo que me preguntan muchas vecinas. Que, siendo tan famosa en mi tierra y con la de grupos de Marruecos y otros países que vienen a mostrar su folclore a este acontecimiento, por qué no me ha llamado todavía el Ayuntamiento», expresa con bastante emoción.

No obstante, su papel de embajadora mundial de la música tradicional de las montañas del Rif no le deja de deparar sorpresas. Por ejemplo, en los últimos días ha recibido en su propia casa de Frigiliana a una investigadora procedente de la ciudad rusa de San Petersburgo y que en la actualidad desarrolla junto a la Universidad de Navarra un proyecto sobre las tradiciones orales en distintos países. A Sarali Gintsburg le ha valido dicha iniciativa el premio internacional Marie Curie. «Mi proyecto se llama Orforcrea y en su esencia quiere destacar cómo de importante es el estudio de estas tradiciones orales, que generalmente a la gente puede resultarle una materia aburrida, sin utilidad y fuera de moda. El ejemplo de Latifa es muy significativo. Sin saber leer ni escribir es capaz de retener en su memoria miles de letras, de poemas antiguos y de canciones que ella ha logrado componer», aclara.

Latifa, respecto a esa faceta compositiva, relata una curiosa anécdota de sus inicios: «Al principio, por el hecho de ser mujer, mis padres no aceptaban que cantara. Cuando lo hacía sufría represalias por parte de mi padre. De hecho, cuando tuve la suerte de grabar mi primer disco exigí por miedo que no saliera mi foto en la portada. Pero años más tarde publiqué un tema que yo misma compuse en el que relataba cómo mi padre me había dejado en la calle, como a mis hermanos, por culpa de su esposa. El caso es que el disco llegó a manos suyas y viajó para buscarme con el único propósito de pedirme perdón. Fue algo muy emocionante», relata.

Gracias a Sarali y su proyecto de unir tradiciones, Latifa cantó junto a Fiachna O´Brionan, especializado en folclore irlandés, y tiene previsto unir su voz a intérpretes navarros. ¿Por qué no imaginarla junto a una de tantas pandas de verdiales?