Cuando entras en un avión con un destino lejano, sabes que vas a tener que aguantar mucho tiempo sentado en él. El descanso no va a ser el ideal, pero si además se suma a la ecuación un niño con un propósito claro, molestar durante todo el viaje, pues el resultado es aún peor.

Esto es lo que ha sucedido en un vuelo de Lufthansa que arrancó en Munich y acabó en Newark (Estados Unidos).

Uno de los pasajeros captó parte del incordio que supuso el pequeño las ocho horas vividas dentro del avión. Lo hizo dividiendo en capítulos la experiencia, es decir, por horas. La grabación ya suma millones de visualizaciones.