Dicen que la música amansa a las fieras, que tiene licencia para dolerte por dentro, que el que la canta su males espanta y yo digo: Tratara tara tara, tratara tara tachín. Así, así late el corazón de quien ama el carnaval, un escalofrío que recorre el cuerpo y te dobla las rodillas para bailar sus sones. Hay quien habla de compás, de 3x4, de 4x4, de ritmo, de redobles, de soniquetes, yo hablo de sentimientos. Ese pellizco, que no tiene mejor conservatorio que la calle, ese silencio que emociona más que mil redobles, ese solfeo que se aprende de oído y no tiene nada que envidiar al de los mejores músicos.

Caja y bombo, bombo y caja, qué bonito romance. Latidos que hacen vibrar, bombazos que se escapan por la boca. Aunque para muchos la sala de máquinas esté en un segundo plano. ¡Qué penita que haya agrupaciones que se queden sin salir por no encontrar percusión!, ¡Qué penita que no se haga nada!. Me consta que mis compañeros y yo estamos dispuestos a colaborar, para que este veneno no se pierda... pero entono el mea culpa, porque van pasando los años y seguimos sin hacer nada grande. Claro que damos consejos, claro que estamos para quien nos necesita, pero hablo de una escuela de carnaval.

¿No habéis visto como se quedan los chiquillos embobaos con la caja y el bombo? Pues aprovechemos el tirón y demos la continuidad que la fiesta merece. Ayuntamiento, fundación, colegios, peñas, carnavaleros, Esto es nuestro. Rememos en la misma dirección.

Y si hablo de percusión no puedo olvidarme de mis compañeros, de los cuales aprendo año tras año. Mi Jaré de mi alma, sientes igual que yo. Selu, Kiko, vuestro trabajo, vuestros detalles están a otro nivel. Mis bombistas: Paquito Palma, Miguelito Bao, Alex al cuadrado, ¿que haríamos los cajillas sin gente como vosotros? La elegancia de Rafael y de mi Terco. Dani Valdés, Javi, Ricardo, Chiqui, Pío, Susi, Nene, Guille y tantos otros que ya son historia de esta fiesta. El que fue y será mi maestro por siempre Jorge el gaditano. Pero permitidme que se me caiga la babita con mi niña Candela, veo mi reflejo en ti y quien mejor que tú para acompañar mis musiquitas y no se me olvida mi Antoñito Bandu, sigue así, tan pequeño, tan grande.

Gracias eternas a Paqui, Bicho, Nene, por vuestra culpita muchos de los que eran grandes enanos ahora agarran fuerte baquetas y maza. ¡cuánto me hubiese gustado salir en la murga infantil!

Hoy se me ha dado un privilegio que no sé si merezco, así que me voy tocando pasacalles que es mi forma de sentir y expresarme... (El culpable de esto, mi padre)

PASODOBLE

El día que a mí me pusieron

una cajilla entre mis manos

yo comprendí que ese momento

quedaría en el recuerdo porque

me había enamorado.

Después llegaron los redobles

y ese compás del tres por cuatro.

Pero le faltaba algo, aunque estaba

entre mis brazos y nos fuimos a buscarlo

y lo encontramos en aquel ensayo.

Señorial, marcando con tanto estilo

y dando vida a todos con su platillo.

Y aquel vaivén entre pasodobles y cuplés

los hizo inseparables, con ese ritmo

que es de locura entre rumbitas y pasacalles, con un tanguillo que es

exquisito para tocarlo en todos sitios

Y otra vez allí, yo comprendí

que se pueden unir y no es posible separarlos, yo los llevo tan dentro a los dos, al laíto de un bordón, dando ritmo a mi corazón.