Con un sol radiante, menos frío que en ocasiones anteriores y la habitual sorna de las fechas, el Carnaval de Málaga calentó ayer motores en la peña Cortijo de Torre de la barriada de El Copo, donde autoridades y aficionados se dieron cita para disfrutar de las coplas y, sobre todo, de la berza, toda una tradición ya de estas fiestas.

De nuevo, y como ya sucedió en 2016, fueron muchos los que se dejaron ver por el recinto, abarrotado y con ganas de mucha murga. Cientos de raciones se repartieron entre los asistentes, que además pudieron escuchar, y de primera mano, algunas de las coplas que a buen seguro darán que hablar próximamente en las calles y sobre el escenario del Teatro Cervantes.

La berza carnavalesca, afianzada en el calendario, es quizá la previa gastronómica con más gancho de cuantas se organizan durante las semanas que preceden a la fiesta. Si alguien se ofende por las coplas, lo hará este año, sin duda, con el estómago lleno. Y más si sigue a rajatabla la dieta del Carnaval, que se inició el pasado 21 de enero como mandan los cánones y la temperatura: con un buen plato de migas en Teatinos.

La fiesta empieza en los barrios. Y en las próximas semanas habrá oportunidad para abrir boca en más de una acepción y, sobre todo, distrito. A las migas y los callos de La Victoria, seguirá una agenda tan nutritiva como cien por cien carnavalera. Así, el 4 de febrero se celebrará el picoteo de Ciudad Jardín; el 5 los callos de la Humildad, en Cruz de Humilladero, el 11 la paella de Palma Palmilla y el 12 el portaje de El Perchel. Una ocasión para tomarle el pulso a la fiesta e ir ganando adeptos, que según la Fundación Ciudadana del Carnaval de Málaga, están muy en relación directa con la asistencia a este tipo de iniciativas gastronómicas. Aunque siempre hay margen para el error y para la sorpresa, la berza es para el carnavalero como la Semana Santa para el turismo y la temporada de verano; un anticipo cuyo resultado funciona como termómetro del estado de la cuestión. Este año, y a juzgar por la asistencia de ayer, no parecen que vayan a ir muy mal las cosas. Y de eso bien puede dar fe el alcalde, Francisco de la Torre, que asistió a la degustación junto a ediles de su equipo de gobierno como la concejala Teresa Porras, responsable, entre otros, de fiestas.

Buen tono y concurso

Los números de la berza carnavalera impresionan. Sobre todo, por sus magnitudes, que hablan mucho y muy bien de la entrega de sus organizadores, los integrantes de la peña Cortijo de Torre. Para amasar el Carnaval se necesitaron ayer nada menos que decenas de kilos de garbanzos y judías, más de cinco pollos, quince kilos de chorizo y otros tanto de morcilla, una veintena de patatas y mucha carne de cerdo. Todo ello, claro está, aderezado por las actuaciones de las murgas, que parecieron contagiarse del buen clima y ambiente.

Una vez entrado el calor, conviene no despistarse. El Teatro Cervantes iniciará el próximo miércoles 1 de febrero la venta de abonos y localidades para las cuatro semifinales, que arrancan el día 12.