La extinción es un proceso fundamental en los sistemas biológicos y es esencial para la comprensión de la biodiversidad y la evolución. Los autores señalan que la desaparición de las especies es el final de una serie de eventos casuales.

Los investigadores, dirigidos por Brett Melbourne y Alan Hastings, describen una teoría matemática utilizando todos los posibles sucesos que contribuyen a una disminución de la población, como las tasas de nacimiento y mortalidad, los factores ambientales y la proporción entre machos y hembras, para predecir la probabilidad de que una especie se extinga.

Los investigadores muestran, al vincular estos datos con experimentos en poblaciones de insectos, que los cambios en la proporción entre los sexos tiene un impacto superior que los sucesos ambientales cuando las poblaciones son pequeñas y vulnerables.

La investigación revela fallos en los modelos actuales utilizados para predecir la extinción, desvelando que el riesgo puede ser muchas más veces superior de lo que se pensaba anteriormente.