En la actualidad existe una clase de concentradores solares utiliza pigmentos coloreados para absorber luz y después transferir la energía a las baterías solares que la almacenan. Sin embargo, se produce una pérdida de energía en este tránsito debido a que los pigmentos pueden reabsorber algo de la luz.

Los investigadores, dirigidos por Michael Currie, han mejorado esta técnica utilizando varias concentraciones de pigmentos para absorber distintas longitudes de onda de luz y pigmentos que equilibren cuidadosamente la absorción de luz con la transferencia de energía.

Los autores sugieren que estos nuevos concentradores solares deberían reducir el coste de energía solar y hacerla más viable en todo el mundo.