Esta idea ha sido resaltada hoy en Soria por José M. González-Ros y Antonio Ferrer-Montiel, del Instituto de Biología Molecular y Celular de la Universidad Miguel Hernández, directores del seminario que imparte esta semana la Fundación Duques de Soria dedicado a las neurociencias, en el que se revisan los avances de los últimos años en la investigación de las moléculas denominadas canales iónicos y receptores.

La importancia de su conocimiento se reflejará de forma directa en los medicamentos, la mitad de los cuales están dirigidos en la actualidad a mejorar el funcionamiento de los canales iónicos y receptores, según estos especialistas.

El mejor conocimiento de los canales iónicos permitirá avanzar en el tratamiento de enfermedades del corazón, del riñón y del cerebro, del sistema nervioso, cancerígenas y degenerativas, e incluso el dolor.

"No me cabe duda que en un periodo de tiempo corto dispondremos de nuevos medicamentos más eficaces derivados de este conocimiento estructural de los canales iónicos", ha apuntado González-Ros.

En este sentido, ha manifestado que los avances en este campo permitirán mejorar la actual expectativa de vida del ser humano así como su calidad de vida, merced al diseño de nuevos fármacos.

Hace una década, ha recordado, se ha producido una auténtica revolución en este campo, al resolverse la primera estructura bien definida de un canal iónico, en un trabajo desarrollo por el investigador norteamericano Rodreric Macquinon, premio Nobel en el año 2003.

"Cada vez podemos aprender más y racionalizar cuáles son las bases de funcionamiento de este tipo de moléculas", ha señalado González-Ros, quien ha adelantado que en el futuro "seremos capaces de diseñar nuevos medicamentos que controlen estas moléculas y mejoren nuestra calidad de vida".

Ferrer-Montiel ha recordado que, hasta la fecha, la corrección de la disfuncionalidad de estos dispositivos del organismo humano se ha realizado "matando moscas a cañonazos", con medicamentos que tienen efectos secundarios.

Ahora lo que se pretende, ha adelantado, es conocer mejor la estructura de los canales iónicos para evolucionar los medicamentos a sustancias con la misma o mejor actividad y, sobre todo, sin efectos secundarios.

"En adelante, serán perdigones que van a ir directamente donde tengan que ir en el organismo sin tocar nada más", ha resumido.

González-Ros ha señalado que el camino compartido de la neurociencias y la biología estructural está empezando a dar sus primeros frutos en su largo viaje, aunque ha señalado que es "muy complicado" poner un plazo para el conocimiento de la estructura de las familias moleculares.

Los dispositivos moleculares no son solubles en agua, siendo necesario trabajar con ellos en aceite, donde la química todavía no ha avanzado de forma suficiente, lo que ralentiza los progresos en su conocimiento.

En España, según han apuntado, hay muchos grupos de investigación trabajando en canales iónicos, que están intentando asociarse para crear sinergias.