Con una extensión de casi 70.000 metros cuadrados –que incluye más de 300 plazas de aparcamiento, amplias zonas verdes, juegos infantiles, cafeterías y tiendas–, la clave de este parque de atracciones acuático es la comodidad.

No hay que andar enormes extensiones por un suelo de cemento ardiente, ni subir cuestas inhumanas para deslizarse por sus toboganes. Aquí abunda la sombra y los paseos están flanqueados por árboles. Además, las condiciones de seguridad son modélicas. Por eso, hay carteles omnipresentes avisando a los bañistas de lo que no deben hacer, como correr en áreas mojadas, o tirarse por los toboganes en posturas peligrosas.

Lo que predomina en Aqualand es la juventud. Hay multitud de familias con niños pequeños, que se reúnen en la zona infantil y se hartan de hacerse fotos, y también hay pandillas de adolescentes que arrastran sus flotadores mientras se cuentan sus experiencias en el Boomerang, una de las novedades de los últimos años. Y es que el 64% de los visitantes tiene de 12 a 30 años, mientras casi el 30% tiene de 30 a 50 años. La oferta es muy variada; desde los toboganes más temerarios, como el Kamikaze, de 22 metros de altura, hasta los más pacíficos, en los que se puede ir mirando el paisaje a medida que se desciende. Una de las atracciones más novedosas, con sólo 3 años de vida, es el show y el baño con los leones marinos. Dos adiestradores especializados, Walter y Jonatan, hacen las delicias del público jugando con las tres hembras a la pelota, a los aros e incluso bailando con ellas.

Torremolinos fue la primera ciudad española en contar con un parque acuático. Fue hace 26 años, en 1984, cuando a las afueras del municipio abrió sus puertas con el nombre de Aquapark. En su primer año contaba sólo con siete atracciones, que hoy se han duplicado, convirtiéndose en un enclave de referencia para el turismo en la zona.

A pesar de la crisis, este año se prevé la visita de unas 200.000 personas, según el director comercial del parque, Máximo Martín. El 55% de los visitantes son extranjeros, en su mayoría turistas británicos, superando al 45% de españoles.