Es la responsable de E. Costura, una pequeña tienda situada frente a la Estación de Renfe de Arroyo de la Miel, que además de atender las necesidades de los vecinos, exporta sus propios diseños al mercado internacional. Llegó desde Córdoba a Benalmádena en 1982, con un trabajo en el sector turístico, en una agencia de viajes, hasta que acabó como directora del Flatotel Internacional de Benalmádena. Pero por circunstancias personales «muy tristes», como ella misma dice, tuvo que parar su vida para cuidar de su hermana enferma, Carmen de Arcos, nombre que hoy tiene su empresa y que abrió sus puertas hace dos años. Ahora ha sido elegida empresaria del año de Benalmádena y dice que el secreto de su éxito se consigue «con muchas horas de trabajo y el boca a boca».

¿Cómo este cambio del mundo del turismo al de la moda?

Pues no viene de familia, sino porque durante seis meses, después de todo esto, estuve trabajando con un diseñador. Yo llevaba la parte de administración. Por motivos económicos, tuvo que cerrar su empresa y me quedé en la calle, junto con el resto de mis compañeras que también trabajan allí. Así que les propuse seguir adelante con el negocio y ellas aceptaron. De hecho, todo el equipo que trabajábamos con este diseñador, formamos hoy E. Costura. Incluso la compañera que lleva el tema comercial y su asistente personal trabajan hoy conmigo. En total, incluyéndome a mí, somos cinco mujeres. También colaboramos con talleres externos cuando nos vemos muy saturadas por exceso de trabajo o estamos terminando de vender nuestra colección.

¿Y cómo es vuestro proceso de trabajo?

Todas las prendas que hay en la tienda son realizadas por nosotras. En el proceso, se hace un diseño, se compran las telas al mismo tiempo que el equipo de diseño prepara las nuevas tendencias para la colección, se prepara un muestrario y se vende a las tiendas. En este caso son tiendas muy especiales, ya que nuestra labor se basa en la alta costura, y la mayoría son de fuera de España, ya que por desgracia aquí, la gran mayoría, tienen verdaderos problemas para comprar y para pagar. Por lo tanto, lo estamos apostando todo por salir al exterior y por vender moda española en el extranjero.

¿Tenéis todo tipos de modelos en la tienda?

Tenemos muchos modelos muy distintos para llegar a todo el mundo, incluso de novia o de comunión. Por regla general, los clientes vienen, se prueban y ven colores de los modelos que ya tenemos. Aunque no sea de su talla, se prueban para ver como sería el resultado final. Si les gusta, aceptan el modelo tal cual y si no, pues se modifica según nos pidan.

¿Y también para hombre?

Al hombre lo hemos dejado un poco de lado, por decirlo de alguna manera, porque no tenemos una estructura suficiente ni espacio. La sastrería para hombre es un tema muy complicado y apenas quedan mujeres que se dediquen a ello.

En cuanto al mercado extranjero, ¿en qué países vendéis vuestros modelos?

Concretamente, estamos vendiendo a las tiendas Alfatina o Fashion, que está en Dubai. Por lo general, también estamos estableciendo contactos en los mercados de Rusia, Kazajistán, y estamos exportando a los Países Nórdicos.

¿Y cómo se recibe la moda española de alta costura en el extranjero?

Se recibe con mucho interés. Estoy convencida de que todo lo que sea moda europea, como la de Italia, Francia y España, llama mucho la atención en países como los Emiratos Árabes o Rusia. Nosotros, evidentemente, estamos muy lejos de este tipo de diseño, pero estamos iniciando los contactos y han sido favorables. Eso sí, en los países de los Emiratos Árabes no quieren las costuras chinas y te piden que no se note que la prende esté confeccionada, porque entienden que en ese caso no sería alta costura. Y es así realmente. Yo creo que la alta costura es eso: la forma de coser en la que apenas se aprecia la costura.